Descubre el polvillo, la bebida ancestral de Tabasco hecha con maíz y cacao. Tradición, sabor y nutrición en un solo vaso.
Cuando se habla de bebidas típicas de Tabasco, el pozol suele ser la más mencionada. Sin embargo, existe otra preparación que, aunque menos conocida, es igual de deliciosa y representa una herencia cultural invaluable: el polvillo.
Originaria de comunidades rurales del estado, esta bebida ancestral elaborada con maíz tostado y cacao ha pasado de generación en generación, permaneciendo como un verdadero secreto bien guardado fuera de la región.
El polvillo encierra siglos de historia y tradición mesoamericana. Su nombre proviene del proceso de molienda fina que convierte sus ingredientes en un polvo aromático y versátil.
Al prepararse con agua, este polvo deja en el fondo del vaso un sedimento típico conocido como “shish”, una característica distintiva.
Desde tiempos prehispánicos, los tabasqueños han utilizado el maíz y el cacao para crear bebidas energéticas y refrescantes, ideales para el clima cálido del estado.
El polvillo no solo es una bebida, sino un símbolo de identidad y arraigo cultural.
Una de las cualidades más valoradas de esta bebida es su versatilidad. Puede disfrutarse fría o caliente, con o sin azúcar, en cualquier momento del día.
Ya sea como desayuno ligero o como un refresco en las tardes calurosas, el polvillo se adapta a diferentes gustos y necesidades.
El proceso de elaboración del polvillo es artesanal y requiere atención a cada detalle:
Aunque es una preparación sencilla, cada paso es clave para conservar su autenticidad.
Aunque muchas familias tabasqueñas preparan el polvillo en casa, también es posible adquirirlo en mercados locales, tiendas de abarrotes y supermercados.
Incluso algunas pequeñas empresas regionales se dedican a su producción y comercialización, llevando este sabor tradicional a nuevos mercados.
El polvillo es mucho más que una bebida típica: es un reflejo del alma tabasqueña.
Su combinación de ingredientes naturales, su historia milenaria y su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos lo convierten en una opción nutritiva y deliciosa.
¿Quién se anima a redescubrir este tesoro escondido de la gastronomía mexicana?