Si eres amante de los viajes internacionales, seguramente ya estás planeando tu próximo destino. Aunque la emoción de subir al avión y llegar a ese lugar soñado es muy grande, también es importante estar consciente de la molestia que puede causar el jetlag.
En México Travel Channel sabemos que sentirte cansado, desorientado o de mal humor puede convertirse en un obstáculo para disfrutar tu viaje desde el primer día. Por ello, aquí te damos unos consejos para minimizar este malestar y sacarle el máximo provecho a tu aventura.
Primero hay que entender qué es el jetlag, también conocido como descompensación horaria. Es una alteración temporal que experimenta tu cuerpo al cruzar varios husos horarios de manera rápida, como ocurre en vuelos de larga distancia.
Esto sucede porque tu reloj biológico está acostumbrado a funcionar con los ciclos de luz y oscuridad de tu lugar de origen, y por ello se desajusta al llegar a un nuevo país con horarios distintos. Este desfase hace que tu cuerpo tarde en adaptarse y es responsable de ese cansancio extremo al aterrizar.
Aunque el jetlag no es igual para todos, sí existen síntomas más frecuentes que puedes identificar para saber cómo reaccionar, entre estos están:
Dependiendo de la persona y la cantidad de husos horarios cruzados, estos síntomas pueden durar desde un par de días hasta una semana. ¡Pero no te preocupes! Checa esto:
Preparar tu cuerpo antes de un viaje largo es esencial para minimizar el impacto del jetlag. Días antes de tomar el vuelo, intenta ir ajustando tu rutina de sueño gradualmente: si viajas hacia el este, acuéstate y despiértate un poco más temprano cada día; si viajas hacia el oeste, hazlo un poco más tarde. De esta manera, tu reloj biológico empieza a adaptarse de forma progresiva al horario del destino.
No solo es importante el sueño nocturno, sino también los horarios de las comidas y otras actividades clave como el ejercicio. Intenta sincronizar tus comidas principales conforme al horario de tu futuro destino.
Evita quedarte despierto hasta tarde la noche antes del vuelo para “acumular sueño”: esto generalmente es contraproducente y puede dificultar tu ajuste al nuevo huso horario. Lo ideal es estar lo más descansado posible al iniciar tu viaje, ya que un cuerpo cansado reacciona de forma más negativa al jetlag.
El ambiente dentro de los aviones suele ser muy seco debido al aire reciclado. Esta baja humedad incrementa la deshidratación, lo que puede provocar malestares como dolor de cabeza, cansancio extremo, sequedad en la piel y dificultades para dormir
Por ello, beber agua antes, durante y después del vuelo es fundamental para sentirte mejor al llegar. Evita las bebidas azucaradas o energéticas, ya que pueden acelerar la deshidratación y alterar tu sueño. Prefiere el agua natural, y si lo deseas, complementa con té de hierbas sin cafeína.
Al llegar a tu destino, continúa bebiendo agua frecuentemente, ya que la hidratación también ayuda a tu cuerpo a ajustarse al nuevo horario y clima.
Durante los vuelos largos y al llegar a tu destino, es tentador tomar café para mantenerte despierto o una copa de vino para relajarte. Sin embargo, tanto el alcohol como la cafeína alteran profundamente los patrones de sueño.
La cafeína puede hacer que te sea difícil dormir cuando más lo necesitas, y el alcohol, aunque en un principio provoca sueño, en realidad disminuye la calidad del descanso.
El consumo de alcohol y cafeína puede potenciar síntomas del jetlag como dolores de cabeza, fatiga o irritabilidad. Si quieres tomar algo durante el vuelo, elige jugos naturales o agua.
Es preferible limitar la cafeína y el alcohol al menos 6 horas antes de planear dormir, tanto en el avión como en tu destino.
4.- Expónte a la luz natural
La luz del sol juega el papel más importante en la sincronización del reloj biológico. Al llegar a tu destino, sal a caminar y busca exponerte directamente a la luz natural, sobre todo durante las primeras horas del día si necesitas adelantar tu reloj, o en la tarde si debes retrasarlo.
Esto ayuda a reajustar tus ciclos de sueño y vigilia de forma más rápida y natural.
Evita, en la medida de lo posible, dormir o quedarte encerrado en el hotel una vez que hayas llegado. Incluso si te sientes cansado, la exposición a la luz diurna indica a tu cerebro que es hora de estar despierto, lo que favorece una mejor adaptación al nuevo horario.
También es útil adaptar la luz artificial durante la noche: atenúa las luces interiores y disminuye el uso de pantallas de dispositivos electrónicos, que emiten luz azul y pueden trastocar la señal de “hora de dormir” para tu cerebro.
Dormir en el avión no siempre es fácil, pero puede marcar la diferencia en cómo llegas a tu destino. Lleva contigo una almohada de viaje, una mascarilla para los ojos y tapones para los oídos para facilitar el descanso.
Si logras dormir aunque sean pequeños intervalos, ayudarás a tu cuerpo a recuperarse del cansancio del vuelo y a enfrentar la diferencia horaria.
Al llegar, lo recomendable es esperar hasta el anochecer local para dormir, aunque tengas sueño durante el día. Esto refuerza el proceso de adaptación al horario nuevo.
Si el cansancio es abrumador, puedes tomar una siesta breve (máximo 30 minutos), pero evita dormir varias horas fuera de los horarios locales establecidos.
Durante las primeras noches, es posible que despiertes antes de lo previsto o que te cueste conciliar el sueño. Mantén una rutina de relajación antes de dormir y cuida que tu habitación esté cómoda, oscura y silenciosa para mejorar la calidad del descanso y acelerar la adaptación al nuevo ritmo.
Si sigues estos consejos con disciplina, podrás minimizar los efectos del jetlag y ¡disfrutar al máximo tu destino desde el primer día!