En pleno desierto de Sonora, una pintoresca y geométrica casa contrasta con el paisaje: Sonora House es un proyecto residencial que surgió de la creatividad de dos arquitectos rusos, por encargo de una familia mexicana.
El encargo de los arquitectos rusos Davit y Mary Jilavyan era diseñar una casa que jugara con líneas minimalistas y una paleta de colores empleada por arquitectos mexicanos de renombre, como Luis Barragán, Ricardo Legorreta y Ricardo Bofill.
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Sonora House debía cumplir el reto de no convertirse en un «simple cuadro colorido con ventanas», por eso decidieron jugar y experimentar con volúmenes de diferentes alturas y un balance perfecto entre color y forma.
El resultado fue espectacular: techos inclinados de forma escultórica, con diferentes alturas, ventanas irregulares para iluminar todas las habitaciones y aprovechar de mejor forma los rayos del Sol, así como formas plegables para uniones limpias e infinitas en tonos pastel —rosa y amarillo—, como el atardecer del desierto de Sonora.
La expansión de Sonora House
Pese a que el proyecto fue suspendido, los Jilavyan decidieron culminar el concepto Sonora House, repleto de dinamismo y motivos estéticos que sobresalen a todas horas del día, pues por las noches la iluminación permite que la casa brille, brindando un espectáculo singular.
Basados en Sonora House, los arquitectos rusos desarrollaron Sonora Art Village, un pueblo que también funge como hotel y se integra de forma perfecta con el desierto.
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Sonora Art Village pareciera una paleta de colores vibrantes. Su objetivo original fue crear un lugar donde las personas pudieran escaparse de los sitios grises y tristes, en un espacio libre de cualquier ideología, preferencia sexual, prejuicio o racismo.
El proyecto total aún se encuentra en un periodo de diseño que pretende crear un espacio de alegría, amor y felicidad, empleando colores, volúmenes, alturas y tamaños, como si se tratase de un videojuego.