Por: Jasiel E. Angeles Marin (j.angeles@mexicotravelchannel.com.mx)
El pasito duranguense es una expresión cultural que creció en los salones de baile y conquistó pistas en todo México. Conoce su historia, origen, evolución y por qué actualmente es parte de la identidad musical mexicana.
Hubo un tiempo en que bastaban los primeros acordes para que el piso vibrara.
No importaba si era un salón de baile, una fiesta de barrio o una feria patronal, cuando sonaba la música duranguense, los pies sabían qué hacer.
Así, casi sin darse cuenta, nació el pasito duranguense, un baile que no se inventó en los libros, sino en la necesidad de sentirse cerca de casa, aun estando lejos.
Contar la historia del pasito duranguense es hablar de migración, de comunidad y de una época en la que la música se convirtió en refugio y celebración al mismo tiempo y aquí te contamos su origen.

El origen: cuando Durango se bailó desde lejos
De acuerdo con investigaciones culturales y crónicas periodísticas, el pasito duranguense surgió entre comunidades de migrantes procedentes de diversos municipios del estado de Durango.
Fue tomando popularidad en ciudades de Estados Unidos como Chicago. De hecho, muchos de los conjuntos del pasito duranguense fueron fundados en esa ciudad.
En 1996 fue impulsado por el Grupo Montéz de Durango y aportaciones del grupo Patrulla 81. ¡Fue el fenómeno del momento!
Cuando se tocaba y se bailaba de salón en salón, en los clubes nocturnos, discotecas, bodas, entre otros eventos, esta banda encabezó las listas de música latina.
El grupo Montez de Durango hizo un sencillo titulado: De Durango en Chicago.
Fue todo un éxito.
Lejos de su tierra, la música se volvió un puente emocional.
En esos salones improvisados, la gente ajustó el baile al ritmo acelerado de la música duranguense.
Los pasos se acortaron, el movimiento se volvió constante. Sin saberlo, estaban creando un estilo propio, uno que hablaba de origen y pertenencia.

Un baile sencillo que decía mucho
El pasito duranguense se distingue por sus pasos cortos, ritmo constante y movimientos precisos.
No hay coreografías complejas ni reglas estrictas. Solo música y la voluntad de seguir el compás.
Esa sencillez fue clave para su expansión.
Permitía bailar durante horas, sin cansancio y sobre todo, sin excluir a nadie.
Jóvenes, adultos y familias completas encontraron en el pasito una forma de expresión común.

El regreso a casa: Durango lo hizo suyo
Cuando regresó a México, Durango lo adoptó como parte de su identidad contemporánea. No como una moda, sino como una expresión viva.
Pronto estuvo presente en ferias, fiestas patronales y bailes masivos.
El pasito ya no solo era un recuerdo de los migrantes; se había convertido en un lenguaje compartido dentro y fuera del estado.
Los años dorados: cuando el pasito sonaba en todos lados
A principios de los años 2000, la música duranguense alcanzó su punto más alto.
Los metales y saxofones dominaron estaciones de radio, programas de televisión y pistas de baile en todo el país.
Con esa explosión musical, el pasito duranguense se volvió popular.
Era imposible no reconocerlo, bastaba ver los pies moverse casi en automático para entender que ese ritmo ya formaba parte de la cultura popular mexicana.
Surgieron varias agrupaciones, entre las más destacadas del género están: Patrulla 81, Kpaz de la Sierra, Montez de Durango, Alacranes Musical y Horóscopos de Durango.
En los primeros años de la década después del 2000, el pasito duranguense inundaba la televisión mexicana y la comunidad del país en Estados Unidos.
Y aunque este baile es característico de Durango, con el paso del tiempo este tipo de géneros ha sido opacado por bandas y grupos más modernos, pero sobreviven al fin, en la memoria y las tradiciones de las personas, pues se denomina como una mezcla de dos culturas la México-americana.

Así se baila el pasito duranguense
Seguramente tú lo bailaste o viste a gente hacerlo, pero si lo desconoces, aquí te decimo cómo se baila.
Importante: El pasito no exige técnica, exige memoria.
Se baila mirando al frente, marcando el ritmo, avanzando y retrocediendo sin grandes desplazamientos.
En pareja o en grupo, el cuerpo sigue lo que el oído reconoce.
Quizá por eso sigue vigente porque no se aprende, se recuerda.
Qué lo distingue de la banda
Seguramente, piensas que se baila igual que otro género, pero no es así.
Lo que distingue al grupo duranguense de la banda es la adición de sintetizadores para tocar tanto melodías como la baja sonoridad de la tuba, en cuestión de tiempo y ritmo también es considerablemente más rápido que la Banda o del norteño.
El pasito duranguense es más acelerado, es una mezcla entre quebradita y merengue, por lo que su baile es más movido y tiene un toque sensual al mover caderas y hombros, se destaca además por su característico estilo musical.

Identidad que no se pierde
El pasito duranguense demuestra que la cultura no siempre nace donde se nombra.
A veces surge lejos, impulsada por la nostalgia, y regresa transformada en símbolo.
Así ocurrió con este baile que hoy sigue marcando el ritmo de quienes no olvidan de dónde vienen.
La historia del pasito duranguense no se cuenta solo con fechas o lugares, sino con recuerdos.
Con pisos gastados de tanto bailar, con canciones repetidas y con pasos que siguen vivos.
Es una historia que se escucha… y se baila.
Si alguna vez escuchas música duranguense durante un viaje, no te quedes quieto.
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Viajar es, a veces, volver a bailar lo que ya llevas dentro.


