A principios de octubre, un fuerte rugido estremeció la isla Awaji, en Japón. El parque Nijigen no Mori fue testigo de cómo Godzilla, el más imponente kaiju de la historia nipona —perdón por el sacrilegio, querido Guillermo del Toro—, emergía de la tierra para engullir a las víctimas que se lanzaban en tirolesa hacia sus fauces, en plena conciencia…
Sí, ese centro de diversiones de la Tierra del Sol Naciente que recientemente abrió sus puertas, construyó una réplica del torso de Godzilla —basado en la película de 1954, dirigida por Ishiro Honda— al final de dos tirolesas —de 130 y 210 metros de longitud— , pero no es el único atractivo.
Sus dimensiones son descomunales, como no podría ser de otra forma tratándose de este mítico monstruo de la cultura pop: con 20 metros de altura, 25 metros de ancho y 55 metros de largo, las autoridades de Nijigen no Mori aseguran que la otra mitad que no se ve de Godzilla está bajo tierra, lo que implicaría una réplica de tamaño natural de 120 metros de alto.
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Más que Godzilla
Pensada para inaugurarse originalmente en el verano de este año, la apertura de esta monstruosa atracción llamada Godzilla Interception Operation Awaji tuvo que aplazarse por la epidemia de coronavirus.
Pero hoy, con las medidas de sanidad e higiene adecuadas, se puede disfrutar de ser tragado por Godzilla en pleno vuelo.
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Si bien este es el platillo principal de Gojira —como en japonés, en la película, le nombran—, el parque Nijigen no Mori pensó en más atracciones, como un juego de disparos que “detiene el crecimiento de las células de Godzilla”, un Museo Permanente de Godzilla, una tienda de souvenirs y una amplia y variada cafetería.
La entrada a este templo único en el mundo cuesta aproximadamente unos 10 dólares. Así que ya sabes: si tienes ganas de que te trague un monstruo, para después disparale y destruirlo, y comprar al final un artículo para recordar la experiencia, visita el parque Nijigen no Mori. Si sales viva o vivo, escríbenos y cuéntanos.
