Ciudad de los Gatos: los sultanes que cuidan de Estambul

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Gatos Estambul Turquía
Foto: Hasan Pehlivan/Pixabay

Hay algo que hace muy especial a Estambul: sus gatos. En esta ciudad de Turquía, reconocida por su cultura, historia y ambiente cosmopolita, los mininos son más que animales callejeros, ya que sus habitantes se preocupan por alimentarlos y velar por su bienestar.  

Por esta razón a Estambul, que fue la capital del Imperio Romano de Oriente y del Imperio Otomano, también se le conoce como la Ciudad de los Gatos y es que, por todos los rincones de la capital, se pueden ver almas peludas de cuatro patas paseando y mostrando su inigualable belleza a los residentes y turistas.

Se podría decir que son gatos callejeros, pero esto es tan sólo porque viven en la calle porque, en realidad, viven como sultanes, la gente los alimenta, incluso los llevan al veterinario si lo necesitan.

Ciudad de los Gatos

Los habitantes de Estambul siempre han amado a los felinos, esto ha propiciado que se cree un vínculo entrañable e irrompible entre ellos. No tienen dueño y se les puede ver libremente por las calles, las terrazas, el metro, las cafeterías, inclusive, en las mezquitas.

Quizá una de las causas por las que esta ciudad esté llena de gatos, es porque al ser alimentados, comenzaron a llegar de los alrededores a esta ciudad.

Y aquí se quedaron.

Desde hace tiempo, el gobierno de Estambul determinó que se hicieran albergues exclusivos para gatos e instalaron recipientes de comida en las calles. Además, autoridades de la ciudad tienen una cuenta oficial en Instagram en la que comparten fotos de estos mininos engalanando las calles con su belleza.  

Cientos de miles de gatos

Verlos es algo normal. Ningún residente se extraña de convivir con gatos, son un sello peculiar y característico de Estambul, además, son seres importantes, incluso, necesarios para esta ciudad.

Aunque, para los turistas este hecho no pasa desapercibido, porque la cantidad de mininos es realmente impresionante: se calcula que el número de ellos asciende a 150 mil.

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¿De dónde llegaron tantos?

Los gatos forman parte de la cultura milenaria de Estambul. Desde la época otomana edificaron las construcciones con puertas para gatos o ventanas pajareras, porque eran considerados guardianes, ya que protegían las librerías de posibles plagas de ratones.

El Islam, la mayor religión en Turquía, ha enseñado a los musulmanes a respetar a los gatos. De hecho Mohamed, profeta del Islam, es conocido como el “Padre de los gatos”, quien se dice que fue salvado por su gato de la picadura de una serpiente venenosa mientras rezaba.

En gratitud, Mohamed le dio tres golpes en el lomo que le otorgaron nueve vidas al felino y la aptitud de caer de pie.

Otra de las situaciones es que, como Estambul era una ciudad portuaria por la que pasaban barcos de carga de mercaderes, los felinos iban en ellos con la idea de cazar ratones, de tal manera que cientos de gatos se fueron quedando en la población y nunca más se fueron.

Hoy en día los felinos son seres muy queridos, cuidados y respetados en esta ciudad. De hecho, maltratar a un gato en Estambul, se considera una gran transgresión.

Con información del sitio My animals.