En Dinamarca se vive una polémica social por la estatua de la Gran Sirena en Dragør Fort, misma que ha sacudido el debate sobre arte, cultura y la imagen del cuerpo femenino en el espacio público.
Esta obra monumental expone una figura femenina desnuda de más de cuatro metros de altura y 14 toneladas de peso. Ha generado opiniones encontradas sobre su estética, significado y lugar apropiado en un entorno histórico.
La escultura de la Gran Sirena fue esculpida por Peter Bech en 2006 como respuesta a críticas sobre el tamaño pequeño de la famosa Sirenita tradicional que representa el cuento de Hans Christian Andersen.
Tallada en granito, la estatua fue inicialmente colocada en el muelle de Langelinie, cerca de la icónica escultura original, pero debido a denuncias de residentes que la consideraban “falsa y vulgar” fue retirada en 2018 y trasladada al Dragør Fort, una fortaleza costera histórica construida en 1910 como parte del sistema defensivo marítimo danés.
El problema central de la polémica gira en torno a la apariencia y el desnudo de la sirena, el cual ha sido calificado por críticos de arte y periodistas daneses como “feo y pornográfico” y como “el sueño erótico de un hombre sobre cómo debería ser una mujer”.
La Agencia Danesa de Palacios y Cultura fundamentó la decisión de remover la estatua alegando que no encajaba con el valor patrimonial e histórico del Dragør Fort.
Esta acción ha abierto un debate nacional sobre las fronteras entre la censura artística y la preservación histórica, así como sobre la aceptación social del cuerpo femenino en sus diversas formas y expresiones en espacios públicos.
Si estás pensando ¿qué relación tiene esta historia con México?, pues te contamos que en la capital del país también se tuvo una historia de un monumento que en su momento causó polémica por su escultural cuerpo desnudo.
Se trata de la historia de la Diana Cazadora en la Ciudad de México durante su inicio en la década de los 40s.
La escultura, cuyo diseño fue realizado por el arquitecto Vicente Mendiola y el escultor Juan Fernando Olaguíbel, está inspirada en la figura de la diosa romana de la caza, Diana, y cuenta con la participación de Helvia Martínez Verdayes como modelo, una joven de 16 años que posó para la obra.
Fue develada el 10 de octubre de 1942 y desde sus inicios se convirtió en un emblema icónico de la ciudad.
Sin embargo, la Diana Cazadora no estuvo exenta de polémicas. En sus primeros años, sectores conservadores de la sociedad mexicana expresaron su inconformidad por la desnudez de la escultura, considerándola provocativa e inapropiada para un espacio público tan concurrido como Chapultepec.
Incluso, la Liga de la Decencia, una agrupación de la época dedicada a preservar las buenas costumbres, ejerció presión para que se cubriera a la figura con una falda de bronce en 1944. Este acto reflejó el choque cultural entre la representación artística y las normas morales predominantes en ese momento.
Con el paso de los años, la polémica sobre la desnudez de la Diana fue disminuyendo y la escultura fue ganando aceptación y reconocimiento como un símbolo de belleza, libertad y fortaleza femenina.
Hoy, la Diana Cazadora hoy no solo es una pieza artística valorada, sino también un símbolo de la evolución cultural de la Ciudad de México, reflejando cambios en la percepción social sobre el cuerpo femenino y la libertad artística.