La Muñeca Chiqui Malele representa una importante fuente de ingresos para las mujeres mazahuas, quienes comenzaron a venderlas en los mercados y plazas públicas, dándoles así un valor no solo afectivo, sino también económico y social.

 

Es una obra 100% artesanal, ya que cada muñeca es confeccionada a mano, utilizando materiales como popelina para los vestidos, borra para el relleno, hilos, listones, estambre y pintura.

 

Los vestidos de estas muñecas se distinguen por ser coloridos. Las trenzas que usan son largas y están adornadas con listones de colores, lo que añade un toque de alegría y festividad.

 

Algo que distingue a esta muñeca es que las coronas con listones en su cabello pueden ser de colores o con algún detalle que represente la tradición de la comunidad indígena donde fue realizada.

 

Además, los rostros de estas muñecas son sonrientes y expresan la alegría y la cultura de estas comunidades.  

 

La Muñeca Chiqui Malele, al igual que la famosa muñeca Lele otomí, es mucho más que un objeto decorativo o un simple juguete. Se crearon también con un profundo significado espiritual, el de proteger a las niñas para alejar a los malos espíritus; de hecho, en algunos casos, formaban parte de rituales funerarios para acompañar a los niños en su tránsito al más allá.

 

El nombre “Malele” representa el significado de la esperanza, del renacimiento y protección. Cada muñeca es un símbolo de vida, alegría y tradición, y su elaboración es un acto de resistencia cultural frente a la homogeneización de la modernidad.