Mexcaltitán: “La Venecia Mexicana”

Es considerada como Zona de Monumentos Históricos desde 1986, hermosa por sus casas pintorescas y atmósfera tranquila

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Mexcaltitán:
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Se cree que la isla de Mexcaltitán fue la mitológica Aztlán, el lugar que vio partir a los aztecas para fundar la gran Tenochtitlán. Coincidencia o no, también se edificó sobre una zona lacustre, incluso su nombre es de origen náhuatl, al cual se le ha atribuido varios significados como “lugar de garzas”, “en casa de los mexicanos” y “en la casa de la luna”.

Pero la etimología es lo menos relevante para quien viaja hasta este islote de dimensiones no muy grandes, aproximadamente tiene 40 metros de norte a sur y 360 metros de largo de este a oeste, el cual, se inunda por el aumento en nivel del río San Pedro.

Este fenómeno más que natural es el que le otorga popularidad como “La Venecia Mexicana”, pues sus calles llenas de agua dan paso a su navegación de extremo a extremo, como la única forma de llegar hasta el destino que se desee dentro de Mexcaltitán, una experiencia única solo en la época de lluvia.

La magia de Mexcaltitán

Para visitar la isla de Mexcaltitán, localizada al noroeste de Santiago Ixcuintla, Nayarit, hay que viajar en barco alrededor de 15 minutos, un lugar habitado por menos de mil personas que en su mayoría se dedican a la pesca de camarón.

Así que los pocos restaurantes de Mexcaltitán toman como base este producto para la especialización de sus platillos, hasta tamales, albóndigas y el legendario taxtihilli se preparan con este manjar, este último es uno de los símbolos representativos de la cocina tradicional del estado.

En medio de esas casas pintorescas que aún conservan sus techos de teja se halla una hermosa iglesia y el Museo de El Origen, específicamente ubicados en la Plaza Central. El recinto cultural resguarda piezas arqueológicas de las culturas mesoamericanas que bien vale la pena conocer.

Es tan pequeña Mexcaltitán que solo cuenta con el Hotel Ruta Azteca, que ofrece vistas panorámicas hacia el río. Desde aquí se puede seguir disfrutando de esa atmósfera relajada que brinda el destino, donde solo hay que dejarse llevar por la paz y tranquilidad de su gente.

Si se prefiere, un paseo por sus manglares para practicar pesca, mientras la belleza de su flora y fauna invitan a apaciguarse en un ambiente donde parece que el tiempo se detiene.