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La historia que quizá no conocías de las glorietas del Paseo de la Reforma

El Paseo de la Reforma es una de las avenidas más importantes y emblemáticas de la CDMX. En un principio recibió el nombre de Paseo de la Emperatriz o Paseo del Emperador, pues su trazo fue una encomienda de Maximiliano de Habsburgo durante el segundo Imperio Mexicano, en el siglo XIX.

Esta avenida es el centro neurálgico de diversos festejos, manifestaciones, conciertos y demás actividades cívicas, así como asiento de algunos de los edificios más hermosos y prominentes de la Ciudad de México. A lo largo de sus 12 kilómetros también se encuentran diversos monumentos que resguardan un gran valor histórico, como el Ángel de la Independencia.

El Paseo de la Reforma comienza en Chapultepec, sigue por la Zona Rosa y termina muy cerca del Zócalo, en Avenida Juárez y Francisco I. Madero. Adicionalmente, se realizaron algunas extensiones, una hacia Tlatelolco y otra en dirección a Santa Fe.

Entre los años 1964 y 1974, el Paseo de la Reforma contaba con 12 glorietas, sin contar la de Peralvillo, la cual siempre fue parte de la Calzada de Guadalupe. En la actualidad hay nueve glorietas esparcidas en diferentes puntos de esta emblemática avenida, dentro de las cuales no se incluyen la del Caballito ni la de la Diana Cazadora original.

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Fuente de Petróleos

Esta fuente conmemora la Expropiación Petrolera de 1938 y fue erigida en 1952, durante el gobierno del entonces presidente de México Miguel Alemán Valdés. Es obra del arquitecto Vicente Mendiola Quezada y del escultor Juan Fernando Olaguíbel Rosenzweig.

En sus inicios contaba con hermosos jardines por donde los peatones podían transitar; sin embargo, con la evolución de la CDMX, se convirtió en una intersección. Es uno de los monumentos más representativos de la capital y en allí se plasma el esfuerzo y el trabajo de los mexicanos que, una vez terminada la expropiación, trabajaron incansablemente para operar las instalaciones petroleras y así sacar adelante a la industria.

Se encuentra en la glorieta que forman las avenidas Paseo de la Reforma y Anillo Periférico, en la colonia Lomas de Chapultepec, en la alcaldía Miguel Hidalgo. Tiene 55 metros de diámetro y 18 metros de alto, para su construcción fueron necesarias 18 toneladas de bronce.

El monumento está compuesto por fuentes superpuestas y un enorme pilar de cantera en el que están esculpidas figuras que representan la liberación económica mexicana mediante la nacionalización de la industria petrolera en 1938.

La Diana Cazadora

La estatua original se llamaba La flechadora de la Estrella del Norte y se ubicaba en la glorieta de río Ródano; posteriormente fue bautizada como la Diana Cazadora. En 1992 pasó a formar parte del Paseo de la Reforma, en la glorieta de Misisipi.

Esta amazona llegó a la CDMX a retar a los grupos más moralistas de la década de 1940, representados por la Legión de la Decencia y la primera dama, Soledad Orozco de Ávila Camacho, pues en aquellos tiempos era inconcebible que una mujer mostrara siquiera el ombligo.

En 1942 el entonces presidente Manual Ávila Camacho, por medio del regente del Distrito Federal, Javier Rojo Gómez, emprendió un programa para embellecer la ciudad, el cual incluía la creación de fuentes monumentales en sitios representativos.

Fue así como se comisionó al arquitecto Vicente Mendiola y al escultor Juan Olaguíbel para que realizaran la construcción de una de estas fuentes. El tema elegido fue el de Diana, la diosa romana de la caza; pero en lugar de cazar bestias, flecharía estrellas en los cielos del norte, de ahí su nombre original.

Como modelo se seleccionó a Helvia Martínez Verdayes, una joven de 16 años que en las tardes laboraba como secretaria en las oficinas de Petróleos Mexicanos. Fue inaugurada en 1942 y desde entonces comenzó a ganar adeptos, quienes comenzaron a llamarla La Diana Cazadora; sin embargo, los grupos conservadores mostraron su molestia, motivo por el cual Olaguíbel tuvo que colocarle un calzoncillo de bronce.

El Ángel de la Independencia

El Monumento a la Independencia, mejor conocido como Ángel de la Independencia, es el más emblemático de México. Es una columna sobre la cual se encuentra la imagen de la Victoria Alada. Fue inaugurado en 1910 para conmemorar el centenario de la Independencia de México, por encomienda del entonces presidente Porfirio Díaz.

Su construcción comenzó en 1902 con el propósito de tener en la Ciudad de México un monumento que conservara la memoria de los héroes que nos dieron patria. En su interior fue colocado un cofre dorado con el acta de Independencia y unas monedas de la época.

El encargado de tan memorable obra de 90.16 metros de alto fue el arquitecto mexicano Antonio Rivas Mercado, encargado de esculpir los bajorrelieves fue el escultor italiano Enrique Alciati y la obra civil corrió a cargo del ingeniero Roberto Gayol.

La estructura está conformada por diversas figuras simbólicas que conservan la historia de México. En lo más alto se ubica la Victoria Alada, quien sostiene una corona de laurel y una cadena de eslabones rotos, en representación a la liberación del dominio español.

En la parte superior del pedestal se encuentra un grupo de esculturas llamada Apoteosis del padre de la patria, con figuras simbólicas como la Musa de la Historia, La Patria y la figura de Miguel Hidalgo, quien se encuentra parado levantando el lábaro patrio.

Pese a haberse edificado sobre una base fuerte, en 1906 tuvo que ser demolido tras un notable hundimiento. Ha sido restaurado en dos ocasiones, a causa de los terremotos de 1857 y 1985. En el primer temblor el Ángel cayó de su columna. Tras uno de los temblores, se sustituyó la escalera de piedra en su interior y se colocó una de metal.

Inicialmente, el monumento estaba emplazado sobre nueve escalones, pero tuvieron que adicionarse 17 más para estabilizarlo. El Ángel está hecho de bronce y fue bañado en oro de 24 quilates. Las estatuas de bronce y mármol fueron fundidas en Florencia.

En 1929 se crearon tres nichos para albergar los restos de célebres personajes mexicanos como Vicente Guerrero, Ignacio Allende y Juan Aldama, entre otros. Además de las urnas de estos personajes, se encuentra la estatua de Guillén de Lampart, el irlandés que quiso adueñarse de la Nueva España.

Glorieta de la Palma

Esta glorieta fue la segunda que se construyó en el Paseo de la Reforma, después de la del Caballito. Entre el cruce de Reforma y Niza, se realizó una glorieta que estaría dedicada a Miguel Hidalgo para, junto con el Ángel de la Independencia conmemorar el primer centenario de la Independencia de México; sin embargo, nunca se hizo y ahí se quedó una Palma, la cual permanece en su lugar.

Con la Revolución, los planes se modificaron y la capital del país comenzó a crecer de forma considerable, por lo que el Paseo de la Reforma sufrió modificaciones, como su ampliación y la glorieta donde se encontraba la Palma sería destinada para el Bicentenario de la Independencia, en 2010, lo cual tampoco sucedió.

Sin embargo, esta Palma ha tenido detractores a lo largo del tiempo: hay quienes critican y cuestionan que este no es un árbol autóctono y que en su lugar debería haber un nopal; otros dicen que no debe estar en un sitio tan contaminado, por lo que han propuesto reubicarla en otro punto de la ciudad. Lo cierto es que hasta la fecha sigue en su sitio.

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Glorieta de Cuauhtémoc

En el Paseo de la Reforma se erigió un monumento a Cuauhtémoc, último rey mexica. Es obra del escultor Miguel Noreña y el ingeniero Francisco M. Jiménez. Este monumento posee dos inscripciones, en una una se lee: «A la memoria de Cuauhtémoc y de los guerreros que combatieron heroicamente en defensa de su patria», y en la otra: «Ordenaron la edificación de este monumento Porfirio Díaz, presidente de la República, y Vicente Riva Palacio, secretario de Fomento».

La construcción de esta obra duró poco más de 10 años y fue inaugurada por Porfirio Díaz el 21 de agosto de 1887, para conmemorar el aniversario de la caída de Tenochtitlán en 1521. La estatua se localiza sobre Paseo de la Reforma esquina con la Avenida Insurgentes, en la colonia Juárez, alcaldía Cuauhtémoc.

Glorieta de Colón

Se localiza en una de las glorietas del Paseo de la Reforma y tiene su antecedente histórico en el gobierno del emperador Maximiliano de Habsburgo, cuando su suegro, el rey Leolpoldo I de Bélgica, decidió regalar a México una escultura de Cristóbal Colón para levantar un monumento en honor a este personaje.

La estatua tiene una altura de 15 metros y muestra a Cristóbal Colon con una mano en alto señalando el horizonte y con la otra levanta un velo que descubre al mundo.

Está conformada por un doble pedestal de piedra caliza roja. En las cuatro esquinas del pedestal inferior se ven sentados cuatro frailes: Diego de Deza, Juan Pérez de Marchena, Bartolomé de las Casas y Pedro de Gante.

Los cuatro costados del pedestal tienen bajorrelieves que representan diversas escenas del Encuentro de Dos Mundos y la carta geográfica que empleó Colón.

El Nuevo Caballito

Durante muchos años, el cruce de Paseo de la Reforma y las avenidas Juárez y Bucareli han sido la antesala del Primer Cuadro de la CDMX. Este punto es conocido como la glorieta del Caballito, pues en el centro estuvo la estatua ecuestre del rey Carlos IV de España —entre 1852 y 1979. Hoy esta obra de Manuel Tolsá se encuentra frente al Palacio de Minería, en Tacuba—.

La pieza de Tolsá era de bronce, creada en honor al rey español. En un principio fue colocada en el Zócalo, pero tras la guerra de Independencia fue movida al claustro de la Universidad, entonces situado donde se encuentra actualmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por decisión de Marino Arista, El Caballito fue trasladado al Paseo de la Reforma.

El primer Caballito fue reemplazado por la Cabeza de Caballo, también conocida como El Caballito de Sebastián, una estructura de acero de 28 metros de altura creada por el escultor Sebastián, cuyo nombre real es Enrique Carbajal.

Fue inaugurada el 15 de enero de 1992 con el fin de sustituir a El Caballito de Manuel Tolsá y ser una chimenea de vapores del drenaje profundo.

Ante el crecimiento acelerado de la Ciudad de México, se creó un drenaje profundo que requería un respiradero, pero sin afectar la imagen del Paseo del Reforma. Dicha solución salió de las manos de Sebastián tras el encargo de Max Hadad, dueño del edificio conocido como El Caballito, quien quería una escultura que funcionara como respiradero; sin embargo, quería que fuera cilíndrica, de 28 metros de alto por 10 de diámetro para disipar los vapores.

Finalmente El Caballito de Sebastián fue inaugurado en enero de 1992.

Glorieta de Simón Bolívar

La glorieta de Simón Bolívar marcaba el fin del Paseo de la Reforma, pero en 1964 se inauguró la tercera etapa de esta avenida, con la que llegaron más glorietas. Esta estatua del Libertador fue donada a México por Venezuela, y se trata de un réplica de bronce realizada por Pietro Canónica en 1934.

Su placa conmemorativa destaca: «El pueblo mexicano siempre de acuerdo con los primeros movimientos de la naturaleza, con la razón, con la política, ha querido ser propio, no ha querido ser ajeno en la desgracia, la suerte nos unió en el valor, nos ha unido en los designios y la naturaleza nos dio un mismo ser para que fuéramos hermanos: Simón Bolívar«.

Esta escultura fue vaciada en Roma en la Fundación Bruni el 31 de marzo de 1962; inicialmente estuvo en Polanco y fue colocada en el Paseo de la Reforma en 1976.

Glorieta de José de San Martín

Esta glorieta se encuentra en la conflictiva intersección entre el Paseo de la Reforma, el Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle Rayón. Este monumento pertenece al libertador argentino general José de San Martín y fue inaugurada el 12 de febrero de 1973.

En su placa conmemorativa se puede leer: «El pueblo de México erige este monumento al libertador José de San Martín para perpetuar la memoria del prócer y como expresión de la fraternal amistad que lo une al pueblo argentino».

Glorieta de Cuitláhuac

Es la última glorieta del Paseo de la Reforma, en la cual se erigió un monumento a Cuitláhuac, el penúltimo emperador azteca. Esta cuenta con un basamento piramidal que fue obra del arquitecto Jesús Aguirre, mientras que la escultura estuvo a cargo del famosos escultor mexicano Ignacio Asúnsolo, quien elaboró la estatua de bronce mostrando a Cuitláhuac en pie y con actitud desafiante.

Fue inaugurada el 21 de noviembre de 1964 por el presidente Adolfo López Mateos, junto con la ampliación norte de esta importante avenida.

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