Cuahilama, la zona arqueológica poco conocida de Xochimilco

El cerro del mismo nombre es el lugar donde Acatonalli, primer señor xochimilca, asentó su territorio

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Cuahilama, la zona arqueológica poco conocida de Xochimilco
Foto: @georgejuar/Instagram

Xochimilco es más que trajineras, chinampas y flores. En esta alcaldía de la CDMX existe una zona arqueológica poco conocida: Cuahilama, la cual abarca 3 kilómetros, desde los pueblos de Santa Cruz Acalpixca y San Gregorio Atlapulco hasta San Bartolomé Xicomulco.

Xochimilco fue constituido por 12 diferentes tribus prehispánicas, y por su cultura y sus costumbres esta zona arqueológica fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.

Del 1500 al 200 a.C., en Xochimilco habitaban pueblos de Cuicuilco, Tlatilco y Copilco. Para el año 700 d.C., los teotihuacanos eran los dueños de este territorio. Pero fue hasta 1254 cuando el hoy llamado Santa Cruz Acalpixca fue fundado por los llamados xochimilcas.

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Cuahilama

Acalpixca se encuentra a la orilla del lago de Xochimilco y su nombre significa «vigilantes de canoas» o «lugar donde se guardan las canoas». En algún momento fungió como aduana de los productos que ingresaban a la gran Tenochtitlán.

El primer señor de Xochimilco, Acatonalli, decidió asentar su territorio en el cerro de Cuahilama, convirtiéndose en uno de sus espacios más venerados.

Los habitantes de Cuahilama se dedicaban en su mayor parte a la agricultura; sin embargo, al darse una gran escasez de comida, el Consejo de Ancianos propuso crear las chinampas, método que perdura hasta la fecha.

En el cerro de Cuahilama, que significa «vieja del bosque» o «bosque de la anciana», existe un observatorio y un adoratorio, así como una calzada que era empleada para dar acceso a la cima, cuya misión era meramente ceremonial.

Asimismo, existen registros de que esta zona fue empleada como campo militar donde los xochimilcas entrenaban. Cada 52 años, en Cuahilama se llevaba a cabo el festejo del Fuego Nuevo, que asegura la llegada del Nuevo Sol.

En el cerro de esta zona arqueológica existen al menos 10 petroglifos, los cuales aparentemente expresaban la creencia astrológica de los habitantes de Santa Cruz Acalpixca; destacan dos rocas, una con un jaguar y la otra con una mariposa con una flor.

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En la parte más alta del cerro se pueden ver algunos vestigios y una explanada donde los habitantes del pueblo o grupos de tradición realizan danzas y ceremonias. Allí destaca la impresionante vista del Valle de México, la cual permitía ver los cambios de clima y el movimiento de las nubes en época de lluvias.

En el panteón de Tecacalanco, a escasos minutos de Cuahilama, existe un abrigo rocoso donde aún se pueden apreciar algunos petrograbados muy erosionados. A un par de kilómetros, en el cerro Xilotepec se hallan dos monolitos tallados, de gran importancia para la historia de Xochimilco, los cuales, según Teresa Herrera, la directora del Museo Arqueológico de la alcaldía, son representaciones de Cihuateteo y Xipe Tótec.

Siguiendo con el recorrido arqueológico por Xochimilco, en el atrio de la iglesia de Santa María Nativitas se puede observar otro elemento prehispánico; se trata de un cubo de piedra con la imagen tallada de Nahui Ollin —nacimiento del Quinto Sol y los rumbos cardinales— y dos calaveras a los lados, la cual remite a la conquista de estos pueblos.