Esquites o trolelotes, ¿cómo los conoces tú?

Una leyenda cuenta que fueron creados por la única tlatoani de los xochimilcas, otras versiones señalan que surgieron en la década de 1980 en Tampico

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Esquites historia de su origen
Foto: Angélica Portales/Flickr

¡Vaya curiosidades con los antojitos mexicanos! Y es que, dependiendo del destino que visites, los nombres varían de acuerdo con la región, estado, municipio o comunidad. Es el caso de los esquites, esos granos de elote que se sirven con mayonesa, mucho queso rallado, limón y chile al gusto, ¿ya se te antojaron?

Pero vayamos al meollo del debate: resulta que fuera de la CDMX se les conoce como elote en vaso, troles o chaska. Un aperitivo o entremés con distintas formas de prepararse, de acuerdo con el lugar: asados, hervidos o tostados. Bueno, la cuestión es que, se dice, el nombre correcto es trolelotes

Mientras son «peras o manzanas», chequemos sus antecedentes. De acuerdo con la obra escrita por Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, los mexicas comían maíz tostado al que solían llamar izquitli, en honor a Cihuapipiltin, nombre con el que se calificaba a las mujeres muertas durante el primer parto.

Esquites para las guerreras

Los esquites son un manjar —cuenta la leyenda— que surgió del talento culinario de Tlazocihuapilli, la única mujer que gobernó a los xochimilcas; a ella también se le atribuyen los tlapiques y el atole con miel. Se cree que la receta original de los esquites o trolelotes contenía sólo los granos, epazote y chile, que se enriqueció con el limón y la mayonesa, productos que llegaron con los españoles.

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Sin embargo, se jura y perjura que su origen se presentó en la década de 1980, en la ciudad de Tampico, en Tamaulipas, justo en un negocio conocido como Elotes Micky, donde nacieron con el título de elotes estilo americano. Posteriormente, se dio la fusión entre elote y trolebuses —raspados de sabores con los granos— para renacer como trolelotes.

Finalmente, se extendieron por todo México, donde cada estado le imprimió su interpretación con ingredientes y formas de cocinar; por ejemplo, en la CDMX le agregamos hasta patitas de pollo o tuétano de res.

Que siga la disputa por el nombre, a nosotros ya se nos hizo «agua la boca», así que no queda otra más que darle placer al antojo. ¡Provecho!