Conoce la conexión que hay entre el otoño y la muerte ¡Te vas a sorprender!

Maggu Jasso / m.jasso@mexicotravelchannel.com.mx

El otoño en México no solo marca una temporada donde se nota el cambio de clima y la caída de las hojas, sino que también abre la puerta a una de las tradiciones más emblemáticas y profundas del país: el Día de Muertos.

Esta celebración, cargada de simbolismo y sentimiento, conecta de manera especial con esta estación del año, invitándonos a reflexionar sobre la vida, la muerte y el recuerdo de nuestros seres queridos que ya no están.

¿Sabías que la conexión entre el otoño y la muerte en México tiene raíces muy antiguas?. Sí, por ejemplo, en muchas culturas prehispánicas, el tiempo de la cosecha coincidía con los ciclos de la naturaleza y el mundo espiritual.

Es por eso que aquí en México Travel Channel te platicamos un poco más de los motivos que desde nuestros antecesores había para relacionar al otoño con la muerte.

Símbolos de muerte y cambio

El otoño, con su atmósfera de cambio y recogimiento, servía como un momento ideal para honrar a los ancestros y pedir su protección para el siguiente ciclo. Así, el Día de Muertos se celebra justo en esta época, específicamente los días 1 y 2 de noviembre, cuando se cree que las almas regresan al mundo de los vivos para convivir con sus familias.

Las tradiciones del Día de Muertos están impregnadas de símbolos que reflejan esta unión con el otoño y la muerte.

Por ejemplo, seguro has visto las flores de cempasúchil, con sus tonos anaranjados brillantes, parecen imitar el color otoñal de las hojas caídas y guían a las almas en su recorrido hacia los altares.

En tanto, el copal, que se quema en las ofrendas, purifica el ambiente y crea una atmósfera especial; mientras que las frutas, panes y calaveritas de azúcar representan la continuidad de la vida en medio de la muerte.

Un ciclo vital para renovarse

Además, el otoño en México no solo integra la celebración del Día de Muertos, sino que en varias regiones se mezclan otras tradiciones como la tala de árboles y fiestas de la cosecha, reafirmando el ciclo vital que une a lo natural con lo espiritual.

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