xlacah, un cenote salido de cuentos de hadas

Xlacah, un cenote que define al edén maya

Los cenotes de Yucatán son algunos muy explorados y otros no tanto, como el cuerpo acuífero de Xlacah, ubicado en Dzibilchaltún, al norte de Mérida.

Este imponente y espléndido cenote forma parte de una superficie abierta de 100 metros de largo por 200 de ancho, cuya profundidad en una de sus orillas es de un metro y conforme uno se adentra en sus aguas, es mayor, alcanzando los 45 metros. Hay una parte donde se abre una amplia galería horizontal que se oscurece debido a la profundidad.

Xlacah es un auténtico edén maya, pues goza de aguas cristalinas y una majestuosa vista —como ninguna otra—, características que lo convierten en un maravilloso paisaje digno de visitar. Aquí también se pueden realizar bastantes actividades acuáticas como snorkel, buceo y nado, entre otras.

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Origen de Xlacah

Alrededor de Dzibilchaltún se asentaron los primeros pobladores de esta región durante el Preclásico Medio (1000 a.C. al 400 a.C.) y el Preclásico Tardío (400 a.C. al 200 d.C.). Por este motivo, este magnífico cenote fue llamado Xlacah, que en lengua maya significa «pueblo viejo».

Entre los hallados hasta la fecha en la península de Yucatán, Xlacah es uno de los cenotes más profundos y grandes. Es una especie de estanque natural al aire libre y de fácil acceso —al nivel de la tierra—; gracias a su profundidad, se puede apreciar una gran diversidad de peces y flora marina.

Este cenote es un lugar relumbrante, rodeado por ruinas ancestrales mayas y repleto de flora y fauna endémica de la región. Al visitar este lugar —cuando las condiciones sanitarias lo permitan—, deberás hacerlo sin mochila ni accesorios; lo único que se puede pasar es una botella de agua y una mochila muy pequeña. Además, no hay lugares alrededor donde comer.

Los antiguos mayas protegieron con muros de retención la orilla del cenote y construyeron una plataforma muy cercana. En su extremo este, el de menor profundidad, hubo otra plataforma —hoy desaparecida—, que llegaba al manto acuífero y permitía a la población disponer del agua con facilidad.

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En investigaciones realizadas recientemente en Xlacah, los expertos pudieron encontrar vestigios de los primeros pobladores, los cuales estaban enterrados bajo las subestructuras arquitectónicas Sub 45 Sur y Sub 45 Norte, que rodean al cenote. También se hallaron evidencias de una plaza menor situada en un nivel más bajo y orientado al cenote.

Al visitar Xlacah, te recomendamos portar una identificación oficial, pues para visitantes nacionales hay un descuento; hay dos cobros, uno paraestatal y otro del INAH, el cual ronda los 125 pesos para turistas nacionales.

Asimismo, puedes contratar el servicio de un guía, quien mejora notablemente la experiencia. El recorrido tiene un costo de 550 pesos e incluye una plática completa sobre la historia del lugar. También cuenta con un museo de dos salas y una zona arqueológica. No olvides consultar el semáforo epidemiológico de la entidad para saber si se encuentra abierto o cerrado.