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Cubre tu patriotismo con un rebozo de Camelia Ramos

La artesana lidera la quinta generación de tejedores de telar de cintura en su familia. Desde muy pequeña se sintió atraída por todo el universo que concentra al rebozo, sin saber que su padre era uno de los  grandes maestro en el proceso tradicional: el señor Isacc Ramos, quien obligado por la situación económica, cambió los hilos por una cuchara de albañil y dejó atrás las técnicas y colores que dan vida a la prenda.

Sin embargo, la habilidad y entusiasmo que caracterizan a Camelia, regresó las manos de ese hombre a su oficio, para modelar con su sabiduría a quien se convirtió en heredera del conocimiento ancestral de su trabajo, además de ser actualmente una de las guardianas del rebozo dentro del arte popular mexicano.

 

A pesar de que esta transición se hizo con amor, la artesana tuvo que superar estigmas de género. Su padre le advirtió que el rebozo solo era manipulado por los hombres en Tenancingo, Estado de México; ninguna mujer contaba con la autorización de dicha jerarquía para dedicarse a su elaboración, que requería de mucho esfuerzo.

Pero esa personalidad inquietante y retadora de la artesana, contradijo toda decisión para dedicarse al rescate del rebozo en telar de cintura y de la técnica de rapacejo antiguo, siguiendo cada palabra y enseñanza que le compartió su padre. Una historia que inicia en uno de los Pueblos Mágicos de dicho estado, así que, como ella misma dice, Camelia Ramos renace en Malinalco, para dar continuidad al conocimiento ancestral de su familia.

Hilos de vida impresos en un rebozo

Es así como decidió ir un paso adelante e innovar en el diseño de la prenda, creando también su propia colección de accesorios hechos con rebozo. Otra fiel característica de su trabajo ha sido el uso de tintes naturales, tomados de lo que la madre tierra brinda: cochinilla, granada cordelina para dar matices, pericón, tinta humo, lama, cáscara de nuez, añil, entre otros elementos.

Bajo su  frase: “dándole libertad y continuidad a los hilos como a la vida”, su trabajo es reconocido y galardonado por varias instituciones, incluso traspasa las fronteras de México, porque su rebozo conquista el alma y llena de orgullo a quien porta uno de los símbolos textiles más tradicionales de esta nación.

 

Con más de 25 años de trayectoria, actualmente cuenta con la tienda Rapacejos en Malinalco, donde están disponibles sus diseños. Es en este mismo Pueblo Mágico, se halla su taller artesanal, lugar que le permite dar rienda suelta a su creatividad, de la mano de seis colaboradores a quienes les enseñó el arte de tejer con telar de cintura. Además cuenta con el apoyo de un grupo de mujeres empuntadoras, que suman sus manos, desde donde florece un rebozo cada día.

De esta forma se consolida como una pequeña empresa familiar, que no se niega como sus antecesores, a transmitir su conocimiento sobre el arte del rebozo, así que también imparte demostraciones, para que los jóvenes se involucren en sus tradiciones y en la importancia de preservar la elaboración de este tesoro, con la intención de mantener la identidad de México, más viva que nunca.