Como cada año, miles de tortugas marinas llegan a las playas del Pacífico para desovar, uno de los espectáculos naturales más impresionantes de la naturaleza y los cuales podemos disfrutar en varios puntos del país.
Las tortugas marinas llegan a tierra para escoger un sitio donde depositar sus huevos, mismos que cubrirán con arena para dejarlos madurar. Una vez que desovaron, las tortugas vuelven al mar en una hermosa caravana.
De acuerdo con el reporte de El Heraldo de México, este fin de semana comenzaron a llegar a las playas de Michoacán miles de tortugas marinas que ya eran esperadas por miembros de organizaciones dedicadas a la protección de estos reptiles.
¡Nos encanta! 😍
Comenzó la temporada de desove de tortugas 🐢 marinas 🌊 en #Michoacan
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— México Ruta Mágica (@mxrutamagica) August 5, 2020
Vuelven a casa
Especialistas en la materia explican que las tortugas marinas generalmente llegan a desovar a las mismas playas donde nacieron como parte de un fenómeno denominado “impronta”, el cual les permite memorizar las condiciones del lugar donde nacieron y volver para colocar sus huevos.
El regreso de las tortugas marinas empezó a ser perceptible en las playas de Michoacán como Playa Azul (específicamente en Barra de Pichi y Barra de Santa Ana), así como en Las Peñas, Chuquiapan, La Soledad, Caleta de Campos, Maruata y Boca de Apiza.
Asimismo, se vio a grupos de activistas y gente de la comunidad cuidando el paso de las tortugas, las cuales se ven amenazadas por cazadores ilegales, a pesar de que son una especie protegida por las autoridades.
#FelizSabado desde Playa Azul, Michoacán uno de los sitios en donde se vive la temporada de Tortugas Marinas, un espectáculo natural maravilloso, que permite disfrutar el nacimiento y liberación de miles de tortuguitas. 🐢🐢🐢#TurismoResponsable #InviernoEnMéxico pic.twitter.com/QgiDTdvnls
— SECTUR México (@SECTUR_mx) December 7, 2019
Tres tipos de quelonios
De las siete especies de tortugas marinas conocidas, tres viven el Océano Pacífico, una de ellas es la Laúd, considerada la más grande del mundo (llega a pesar 800 kilos) y la cual no puede desovar si detecta ruidos o luces en la playa.
Las otras dos son la Golfina, especie que sólo desova en grupos de cinco o seis reptiles y la cual ya no está dentro de la lista de especies en peligro de extinción, y la Negra, que sólo desova en playas de Michoacán.
Con información de El Heraldo de México
