Las cuevas son cavidades pequeñas, grandes, enormes o monumentales que no sólo son paso a las entrañas de la Madre Tierra; también fueron nuestro hogar en el principio de nuestra historia como especie. Han sido casa y sede de rituales que podríamos desconocer aún.
Si bien alguna de estas cuevas o grutas están abiertas al público, lamentamos informarte que muchas de las más hermosas y atractivas sólo son accesibles para los espeleólogos y gente que requiere ciertas condiciones de entrenamiento y especialización para entrar.
De todas formas, como sabemos que te gustan los deportes extremos y la aventura, te presentamos tres de las cavernas más hermosas que ha mirado el ser humano (quién sabe, tal vez haya otras que no conocemos y sean igual o más impresionantes que éstas).
Cuevas de Škocjan
Incluidas en 1986 en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, estas cuevas ubicadas en el suroeste de Eslovenia, en la región de Karst, cuentan con el cañón subterráneo más grande del planeta, con una profundidad de hasta 146 metros.
Hay varias cascadas subterráneas a las que te lleva un sorprendente sistema de puentes y caminos acondicionados con 500 escalones, más o menos.
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Las cuevas tienen alrededor de cinco kilómetros y en éstas puedes observar enormes estalactitas y estalagmitas que llegan a medir hasta 15 metros. Te sentirás muy pequeña o pequeño, pero también enorme cuando sepas que ahí vive una especie animal diminuta pero muy enigmática: el Proteus anguinus.
Hay también una cueva, que alguna vez fue un templo, donde se hallaron restos de la edad de Bronce y de Hierro; es decir, son importantes para los arqueólogos porque indican presencia humana desde al menos unos 10 mil años atrás.
Gruta Azul
En la isla de Capri, cerca de la bahía de Nápoles, en Italia, hay una cueva a la cual sólo se puede acceder con una embarcación muy pequeña. Poniéndonos un poco técnicos, es un sistema cárstico (una forma de relieve originada por meteorización química) de cavidades marinas que se abren al mar.
Y como su nombre lo indica, esta cueva se caracteriza por su color azul brillante que se debe a la diminuta entrada (2 x 2 metros, pero que el mar disminuye a la mitad) y a otra quedad más abajo por donde penetra la luz del sol.
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Por eso, es un fenómeno que dura unos pocos minutos, pero que bien vale la pena esperar por esos instantes de eternidad tonalidad celeste.
Esta gruta en otros tiempos fue utilizada como ninfeo, es decir, como un santuario donde se rendía culto a dioses relacionado con la naturaleza.
Gruta de Sơn Đoòng
En Vietnam, en el Parque Nacional Phong Nha-Ké Bàng, en la provincia de Quang Binh, se encuentra esta enormidad de cueva, que cuenta con las estalagmitas más grandes del planeta, con unos 70 metros de alto.
Sj magnificencia no puede ser descrita sólo con los siguientes números: mide unos nueve kilómetros de largo y en algunos puntos alcanza los 140 metros de altura. Es tan grande, que cuenta con su propio microclima y ecosistemas. Dicen quienes la han visitado está engalanada con sus propias nubes también.