Ese aspecto romántico que posee el mezcal parece opacado cuando nos detenemos a analizar el trasfondo de su producción, la cual podría provocar un considerable impacto ambiental, así como perjudicar a las comunidades rurales.
Debido a su alta demanda internacional, el agave u oro azul podría erosionar la tierra, pero también provocar la pérdida de la biodiversidad en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, en Puebla, con resultados irreversibles.
Así lo advierte la Asociación Civil Milpa (Manejo Integral y Local de Productos Agroforestales), organismo que dio a conocer su preocupación por esta área protegida que desde 2018 fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Mundial.
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Visitamos las siembras de maguey en Santiago #Dominguillo, que forman parte del Programa de #SiembraDeAgave. Excelente desarrollo de la planta en monte y surcos con riego. 🌱
— Biósfera Cuicatlán (@bioscuicatlan) January 19, 2021
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El mezcal y sus efectos ambientales
Asociación Civil Milpa aseguró que la intensificación de la industria y la popularidad que ha adquirido esta bebida en el extranjero, podría generar una crisis para el campo similar al fenómeno de tequilización en Jalisco, pues el monocultivo del agave requiere de una maduración entre 7 y 10 años, tiempo en que la tierra no puede ser utilizada para sembrar otros alimentos.
Como resultado de su incorporación a la denominación de origen (DOM), que incluye a 116 municipios de Puebla, las autoridades reportaron una producción de más de 228 mil 641 litros de mezcal. Tras este reconocimiento, la asociación afirmó que los magueyes silvestres se encuentran amenazados por su valor comercial.
Este mismo criterio comparte la Fundación Produce Puebla AC, la que opinó sobre la necesidad de preservar la semilla y crear un banco de reserva genética, que pueda evitar la contaminación del agave nativo.
Con información de La Jornada