Tlaquepaque es un municipio ubicado en el estado de Jalisco, México. Este destino es conocido por su arquitectura colonial, su arte popular y en especial por su deliciosa gastronomía. Si ya se te hizo agua la boca, vamos a dar una vuelta por sus platillos más emblemáticos.
La gastronomía de Tlaquepaque es rica y variada, con platos tradicionales como el tequila, el pozole, las tortas ahogadas y el birria. También es famoso por sus dulces típicos, como las jericallas y las tortitas de Santa Clara.
Su mezcla de sabores prehispánicos y coloniales, con influencias de la cocina española y la cocina mestiza mexicana, hacen de la gastronomía de Tlaquepaque algo único que llama a miles de turistas nacionales e internacionales a este destino.
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Platillos típicos de Tlaquepaque
Además de estos platillos típicos, en Tlaquepaque también podrás encontrar una gran variedad de antojitos mexicanos, como tacos, quesadillas, tostadas y sopes, así como postres tradicionales como el arroz con leche y el flan.
Birria
Un platillo tradicional de carne de res o chivo que se cuece lentamente en un caldo de chile, ajo y comino. Se sirve acompañado de cebolla y cilantro picados, limón y tortillas recién hechas.
Se cree que surgió en la región de Jalisco, México, en el siglo XIX. Una de las teorías más populares sobre su origen es que fue inventada por los chivos expiatorios, los animales que se usaban en los rituales religiosos de la época colonial.
Se cuenta que después de que los chivos eran utilizados para expiar los pecados de una comunidad, se les sacrificaba y se cocinaba su carne para ofrecerla a los pobres. Los campesinos que recibían la carne de los chivos la cocinaban en grandes ollas de barro junto con chiles, especias y hierbas, lo que dio origen a la birria.
Otro de los posibles orígenes, sugiere que la birria es una adaptación de los platos de cordero que los españoles traían consigo en la época colonial. La birria se hizo popular en la región de Jalisco y rápidamente se extendió a otras partes de México.
Pozole
Un caldo espeso hecho a base de maíz y carne de cerdo, que se sazona con chile, ajo y otras especias. Se sirve con lechuga, rábano, cebolla y limón.
Su origen se remonta a la época prehispánica, cuando los antiguos habitantes de México, especialmente los toltecas y los mexicas, preparaban una versión del pozole para celebrar ceremonias religiosas y rituales.
Esa versión era elaborada con carne humana, ya que se creía que su consumo tenía un valor simbólico y ceremonial. Después de la llegada de los españoles en el siglo XVI, el consumo de carne humana fue prohibido y se comenzó a elaborar el pozole con carne de cerdo o pollo.
El pozole se convirtió en un platillo popular en todo México durante la época colonial y se extendió rápidamente a través de los diferentes estados del país.
Tortas ahogadas
Un platillo de pan francés relleno de carne de cerdo deshebrada y bañado en salsa picante de tomate y chile de árbol.
Las tortas ahogadas son un platillo típico de la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco, México. Se dice que surgieron en la década de 1930, cuando un trabajador del mercado de San Juan de Dios llamado «Santos» creó la receta para un platillo que pudiera ser comido rápidamente durante su hora de comida.
La receta original consistía en una torta de birote (un tipo de pan crujiente y salado originario de Guadalajara) rellena de carnitas de cerdo y bañada en una salsa de jitomate y chile de árbol. La torta era sumergida en la salsa hasta quedar completamente cubierta y se servía acompañada de cebolla picada, limones y salsa picante al gusto.
Las tortas ahogadas se popularizaron en Guadalajara y se convirtieron en un platillo icónico de la ciudad.
Chiles en nogada
Un platillo típico de la temporada de septiembre en México, que consiste en chiles poblanos rellenos de picadillo de carne de res y frutas, cubiertos con una salsa de nueces y granada.
Son un platillo típico de la cocina mexicana que se originó en el estado de Puebla, México, durante la época colonial. Se dice que fue creado por las monjas agustinas del Convento de Santa Mónica en el año 1821, como un tributo a Agustín de Iturbide, el líder del Ejército Trigarante que luchó por la independencia de México.
El platillo se creó para celebrar la victoria del Ejército Trigarante, y los colores de los ingredientes utilizados en su preparación representan los colores de la bandera mexicana: el chile poblano verde, la nogada blanca y el perejil rojo. Además, se dice que las monjas utilizaron ingredientes de la temporada, ya que los chiles, las nueces y las granadas estaban en su punto más alto de madurez.
Tequila
Tlaquepaque es la cuna del tequila, por lo que no puedes dejar de probar esta bebida alcohólica destilada a partir del agave azul.
Originaria específicamente del estado de Jalisco. La historia de su origen se remonta a la época prehispánica, cuando los pueblos indígenas de la región utilizaban el agave para elaborar bebidas fermentadas.
La destilación del agave, que es el proceso que da origen al tequila, se comenzó a llevar a cabo en el siglo XVI, después de la llegada de los españoles a México. Los españoles trajeron consigo el conocimiento y la tecnología para destilar, y empezaron a destilar el agave para producir una bebida conocida como vino de mezcal.
Con el tiempo, la producción de vino de mezcal se fue extendiendo a lo largo del territorio mexicano, y se comenzaron a producir diferentes variedades de mezcales en distintas regiones. En Jalisco, donde el clima y las condiciones del suelo son óptimas para el cultivo del agave, se empezó a producir una variedad de mezcal que se distinguía por su sabor y calidad, y que se convirtió en la base del tequila.
El tequila debe su nombre a la ciudad de Tequila, que se encuentra en el estado de Jalisco y es considerada la cuna de esta bebida.