Pirámides y museos de México, considerados como algunos de los sitios más emblemáticos del país, están enfrentando una preocupante disminución en el número de visitantes.
El año pasado 10.6 millones de personas visitaron las zonas arqueológicas y 8.7 millones los museos administrados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Las cifras se ubican 33 y 23 por ciento, respectivamente, debajo de las reportadas en 2019.
La misma tendencia se observa en los museos, con una reducción del 23% en el número de visitantes durante el mismo periodo.
Si bien la pandemia de COVID-19 pudo haber impactado inicialmente en el número de visitantes, la principal causa de la actual disminución parece ser la creciente inseguridad en el país. Trascendió que los turistas nacionales e internacionales se muestran cada vez más reticentes a visitar sitios arqueológicos y museos por temor a ser víctimas de algún delito.
Según el diario El Sol de México, En Chiapas, los conflictos sociales y la violencia generada por grupos delincuenciales han provocado una baja de alrededor de cinco por ciento en la afluencia turística a las zonas arqueológicas como Palenque, en el norte del estado, así como Bonampak y Yaxchilán, en la Selva Lacandona, explica el presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles del Centro de Chiapas, Manuel Niño Gutiérrez.
Esta disminución en el número de visitantes tiene un impacto negativo en la economía local de las comunidades que dependen del turismo cultural.
Además, afecta a la promoción del patrimonio cultural mexicano y al desarrollo cultural del país en general.
Se indica que por ejemplo, la prohibición para subir a las pirámides de El Sol y la Luna, sumada a la inseguridad, con casos de cobro de piso y robo a los autobuses, han mermado la llegada de visitantes.
La disminución en el número de visitantes a las pirámides y museos de México es un problema que debe ser abordado de manera integral.
La seguridad es un factor fundamental, pero también es necesario implementar estrategias de promoción, diversificar la oferta turística y mejorar la infraestructura. Solo así se podrá recuperar el turismo cultural y proteger el patrimonio cultural del país.