México es el hogar de la flor de nochebuena, conocida científicamente como Euphorbia pulcherrima y ampliamente reconocida como símbolo de la Navidad a nivel mundial.
Y cada año, esta planta no solo adorna hogares y plazas, sino que también es el motor de una importante actividad económica.
¿Sabías que nuestro país lidera la producción de nochebuenas gracias a su clima y al conocimiento tradicional que se ha transmitido por generaciones?
Conoce aquí los cinco estados más destacados en la producción de estas hermosas plantas y lo que hace a cada uno único.
1. Morelos: El líder indiscutible
Morelos produce más de 6 millones de nochebuenas al año.
El estado de Morelos encabeza la lista como el principal productor de nochebuenas en México, concentrando alrededor del 40% de la producción nacional.
La región de Cuernavaca y Jiutepec es conocida por su clima templado, ideal para el cultivo de esta planta. Además, los productores de Morelos han innovado en técnicas de cultivo, ofreciendo variedades en colores que van desde el tradicional rojo hasta tonos crema, rosa y blanco.
Este liderazgo no solo impulsa la economía local, también mantiene viva una tradición que combina conocimiento agrícola y orgullo cultural.
2. Ciudad de México: Entre tradición y modernidad
Los invernaderos de Xochimilco destacan por su legado agrícola.
La Ciudad de México, especialmente en la zona de Xochimilco, ocupa un lugar especial en la producción de nochebuenas.
Con más de 3 millones de ejemplares cultivados al año, esta región combina métodos tradicionales de chinampas con técnicas modernas de invernadero. Además, la producción de nochebuenas aquí es parte de un esfuerzo por preservar las tradiciones agrícolas de la zona, mientras se impulsa el turismo rural.
Cada diciembre, los mercados locales se llenan de estas flores, creando un espectáculo que no te puedes perder.
3. Puebla: Diversidad y calidad
Puebla exporta nochebuenas a varios estados y países.
Con un clima diverso y suelos fértiles, Puebla se posiciona como uno de los principales productores de nochebuenas en el país.
En municipios como Atlixco, la «Ciudad de las Flores,» la producción alcanza cifras impresionantes gracias a su infraestructura de invernaderos y la dedicación de cientos de familias agricultoras.
Las nochebuenas de Puebla son reconocidas por su alta calidad y colores vibrantes, atrayendo compradores de todo México y del extranjero.
4. Jalisco: Innovación en el cultivo
Los viveros tapatíos se destacan por su tecnología avanzada.
Jalisco es otro estado clave en la producción de nochebuenas, con más de 2 millones de plantas cultivadas anualmente.
Zonas como Zapopan y Tlajomulco de Zúñiga cuentan con viveros altamente tecnificados que garantizan la producción de nochebuenas resistentes y de gran tamaño.
Jalisco se ha centrado en prácticas sostenibles, reduciendo el uso de plásticos y promoviendo el uso de fertilizantes orgánicos, lo que hace de sus nochebuenas una opción más amigable con el medio ambiente.
5. Michoacán: Un legado de generaciones
El cultivo de nochebuenas en Michoacán es una tradición familiar.
En Michoacán, el cultivo de nochebuenas es más que una actividad económica; es una herencia cultural. Municipios como Uruapan y Zitácuaro lideran la producción con más de 1.5 millones de plantas al año.
Lo que hace especial a Michoacán es la fuerte participación de pequeños productores familiares, quienes han perfeccionado sus técnicas de cultivo durante décadas.
Por si fuera poco, la región organiza ferias y eventos especiales para promover la venta directa al consumidor, convirtiendo la compra de nochebuenas en una experiencia única.
La magia de la nochebuena: Más allá de la producción
México no solo es el mayor productor de nochebuenas en América, también su lugar de origen, donde esta flor ha sido admirada desde la época prehispánica.
Cada estado productor aporta su esencia única, convirtiendo esta industria en un pilar económico, cultural y turístico.
Si tienes la oportunidad, no dejes de visitar alguno de estos lugares durante la temporada navideña y descubrir de cerca el fascinante proceso detrás de estas icónicas flores.