Si aún no conoces La Antigua Guatemala no sabes en verdad de la maravilla que te estás perdiendo. Es uno de los lugares mágicos que tiene nuestro vecino del sur, que encierra una historia de siglos impregnada en su arquitectura colonial compuesta por templos, monasterios, casonas que forman parte de su riqueza y la dotan de una belleza sin igual.
Está ubicada a 40 km del centro de la capital de este país, con fácil acceso a pesar de que está rodeada por impresionantes volcanes que también son parte de su atractivo. Imponentes se descubren ante los ojos del visitante Acatenango, Fuego y Agua, que dotan de postales majestuosas cada amanecer y atardecer de La Antigua Guatemala.
Aquellos que son osados viajan hasta sus faldas a través de la práctica de senderismo o en cabalgatas, incluso hay quienes se atreven a mirarlos más de cerca, en caso de que así lo permitan estos colosos, porque hay ocasiones que se muestran amenazantes.
La Antigua Guatemala detenida en el tiempo
Para los de espíritu pasivo que prefieren la tranquilidad que emana la atmósfera de La Antigua Guatemala, es ideal los recorridos por sus calles empedradas mientras se disfrutan los muros coloniales que la engrandecen o suben hasta las terrazas donde se acostumbran hermosos jardines.
Los caminos guían hasta lugares encantados que van acorde a la decoración de los edificios que abrigan negocios como restaurantes, cafeterías y tiendas artesanales. De ahí hay que hacer una parada necesaria para capturar en foto, nos referimos al Arco de Santa Catalina, uno de los puntos emblemáticos de La Antigua Guatemala.
Es desde el Cerro de la Cruz donde se ofrece un panorama completamente amplio de La Antigua Guatemala, que impresiona al descubrirse como una ciudad detenida en el tiempo, a pesar de la sacudida que ha sufrido por varios terremotos.
Pero aún hay mucho por conocer y disfrutar en La Antigua Guatemala, el lugar por excelencia para vivir unos días llenos de tranquilidad a través de su oferta hotelera, que comparten espacios llenos de comodidad y experiencias relajantes a través de tradiciones mayas.
Sus restaurantes entregan con pasión la sazón de su cocina tradicional guatemalteca, pero hábilmente sus chefs dan muestra de la fusión de sabores y técnicas para mostrar otra parte de su gastronomía.
Entre las calles hay museos, tiendas y talleres artesanales que son el testimonio vivo de la herencia ancestral que dominó estas tierras. Ahora se ofrece con orgullo todas estas piezas que cobran vida gracias a la mano de sus maestros creadores.
Así que ahora que regreses a tus viajes, la primera parada indiscutiblemente para liberarte del estrés de esta pandemia, debe ser La Antigua Guatemala. Una vez que te adentres en ella, será difícil dejarla.