Toda nación tiene sonidos que la identifican por regiones, sin embargo, algunos géneros han dado fama internacional a ciertos país por sus ritmos y exponentes. Para descubrir su música, proponemos un tour por tres destinos que muestran parte de su identidad y folclor, a través de instrumentos tradicionales y cantos particulares que tocan el alma de cualquier viajero melómano.
Fado: música del mundo
Cuando entras a un restaurante o bar de Alfama y Barrio Alto, Portugal, es inevitable vibrar este género que es parte de la vida cotidiana de estos barrios que son los más antiguos de Lisboa. Hablamos de un género que ni los mismos portugueses saben su origen con exactitud, lo cierto es que las voces y guitarras que emplean para compartir su lírica melancólica y nostálgica, han trascendidos las fronteras a través de intérpretes como Madredeus y Amália Rodrigues, «La Reina del Fado». El nombre de este tipo de música significa «suerte» o «destino» y hoy es Patrimonio de la Humanidad Inmaterial, de acuerdo con la UNESCO.
Didgeridoo para descubrir música ancestral
Australia también tiene un sonido muy particular que surge de las entrañas de este instrumento de viento hecho con ramas y troncos de árboles. Es en el Territorio del Norte donde los aborígenes dan continuidad a la música que tocan, pero también al rescate y fabricación de esta artesanía milenaria. Su sonido acompaña sus ceremonias religiosas, cantos, danzas y se utiliza para unificar mente y espíritu. Se puede escuchar a sus exponentes en vivo, al sur de Queensland, para participar en el Festival Woodford Dreaming y hacia el norte en el Garma Festival.
Música balcánica
A través del gran éxodo de gitanos hacia Rumania se crearon los primeros vínculos de este género que retoma su nombre de la cordillera de los Balcanes, que incluye regiones de la ex Yugoslavia, Eslovenia, Bosnia Herzegovina, entre otras. En cada país hay magníficas bandas, pero su popularidad global se debe al productor bosnio Goran Bregovic y al director serbio Emir Kusturica, quien a través de sus películas da muestra de la riqueza de esta música tradicional que emana de varios instrumentos, que terminan por expresar la festividad del pueblo gitano. En la ciudad de Bucarest es fácil escuchar a bandas callejeras y en el Balkanik Festival.