Las Catacumbas de los Capuchinos, en Palermo, se localizan en la región italiana de Sicilia. Durante el siglo XVI, los frailes capuchinos —por eso su nombre— descubrieron que las condiciones climáticas de las catacumbas ayudaba a momificar a sus muertos de forma natural, un fenómeno muy parecido al de las momias de Guanajuato.
El hermano Silvestro fue el primero en ser momificado. Este religioso se caracterizó por su «buena conducta» en la vida clerical y era considero casi santo; por ello, la conservación y momificación natural de su cuerpo sirvió para atraer peregrinos a Palermo.
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En #TurismoEterno @fgomezhernandez nos acerca a las Catacumbas de los Capuchinos en Palermo, contienen aproximadamente 8.000 momias y están divididas en secciones. Un rincón muy interesante en Italia…
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Al poco tiempo se corrió la voz de la momificación natural en las Catacumbas de los Capuchinos, por eso los lugareños comenzaron a «solicitar» su preservación de la misma manera después de la muerte.
Desde entonces, más de ocho mil difuntos sicilianos, desde monjes hasta laicos de varios sectores sociales, han sido momificados en las catacumbas; muchos de los restos aún portan sus hábitos —en el caso de los monjes— o la ropa que usaron al morir.
Catacumbas para la posteridad
Una de las momias más recientes y famosas de la Catacumbas de los Capuchinos es la de Rosalía Lombardo, una pequeña de dos años de edad que pereció por neumonía en 1920. Su pequeño cuerpo está tan bien conservado que pareciera dormir en un ataúd de cristal, por eso la nombraron La bella durmiente.
En el caso específico de los restos de Rosalía Lombardo, hace algunos años se descubrió el secreto del excelente estado de su conservación: se descubrieron los apuntes a mano del embalsamador Alfredo Salafia.
En esos manuscritos se revelaba que alcohol, sales de zinc, ácido salicílico y glicerina fueron los productos químicos que inyectó en la sangre de Rosalía. Se cree que las sales de zinc, junto con las condiciones climáticas de las Catacumbas de los Capuchinos, lograron el increíble estado de conservación de ese pequeña cuerpo.
Rosalía Lombardo, (Palermo1918, 1920), apodada La Bella Durmiente. Se hizo famosa post mortem, cuando su padre encargó momificar el cadáver de la niña. Esta en la Capilla de los Niños en las catacumbas de los Capuchinos de Palermo. pic.twitter.com/ZMQU7n7OaZ
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