La penitenciaría de Lecumberri fue un penal que se inauguró el 29 de septiembre de 1900; este lugar también era conocido como el Palacio Negro debido a los abusos, torturas y un sinfín de horrores que vivieron los internos de aquel lugar.
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Lecumberri podía albergar hasta 800 presos, pero logró rebasar esta cantidad y tuvo más de 5 mil internos. Esa cárcel era muy famosa no sólo por su historial, sino porque personajes famosos pisaron sus celdas: David Alfaro Siqueiros, José Revueltas y hasta el mismísimo Juan Gabriel. Eso sin contar otro tanto de presos políticos y miembros del movimiento estudiantil del 68.
Lecumberri dejó de fungir como penitenciaría en 1976; en 1982 se convirtió en las oficinas del Archivo General de la Nación, las cuales siguen funcionando allí hasta el día de hoy.
Fue sede de los más terribles horrores, por eso las leyendas de fantasmas y seres de ultratumbra no se hicieron esperar. Se dice que al ser remodelado para albergar al Archivo General de la Nación, fueron encontrados restos humanos, como consecuencia de la alta mortalidad que había dentro del penal.
Un día como hoy pero de 1977, el Palacio de Lecumberri es nombrado nueva sede del Archivo General de la Nación @AGNMex pic.twitter.com/Xr5Xlb6GKu
— Gobernación (@SEGOB_mx) May 26, 2017
Apariciones en Lecumberri
Según trabajadores y visitantes, se han escuchado lamentos y gritos, incluso han visto sombras deambular en los pasillos durante las noches.
Hay muchas historias, como la del fantasma de Jacinto, un pobre hombre que fue inculpado por un crimen que no cometió. Se aparecía generalmente los viernes con la frase «otra vez no vino Amalia«, su esposa que lo traicionó con su compadre.
Los muros de Lecumberri resguardan una atmósfera de dolor, tristeza y desolación, además de presencias fantasmales que acechan los pasillos de lo que alguna vez fueron celdas insalubres.