El desierto de Cataviña, en Baja California se encuentra al norte del Valle de los Cirios, a orillas de la Carretera Transpeninsular uno. Entre sus bondades se encuentra una gran cantidad de cactus, pendientes rocosas y paisajes idílicos que hacen único a este sitio.
Se trata de una región que ofrece distintas aventuras ecoturísticas, cargada de historia y deportes al aire libre. Así que es ideal para practicar senderismo, escalar en roca y ciclismo de montaña, entre escenarios naturales que te robarán el aliento y no podrás dejar de fotografiar.
Entre formaciones rocosas, cuevas y senderos, su terreno es perfecto para aventurarse por travesías sobre vehículos 4×4, rappel de roca, caminata y camping. Como todo desierto tiene un oasis natural conocido como la Escuadra, con un jardín que se rodea por un pequeño lago cristalino ideal para nadar.
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¿Qué sorpresas ofrece Cataviña?
Desde 1980 fue declarada como Área Protegida de Flora y Fauna, pues Cataviña reúne distintas especies de plantas que la convierten en un jardín botánico, donde se observan cardones gigantes, el árbol Elefante, las cactáceas, yucas, ocotillos y el cirio, endémico de la región.
Cuenta con el Hotel Misión Cataviña, ideal para pernoctar, refrescarse, descansar y prepararse con todo lo necesario para emprender la siguiente travesía, pues a tres kilómetros de este complejo se halla el pasado de este destino, que narra la historia de sus primeros pobladores.
Hablamos de las Pinturas Rupestres de Cataviña, de acceso fácil, entre un sendero claramente marcado que conduce hasta la entrada de una cueva, justamente dentro se pueden admirar los distintos dibujos de cuadrados, triángulos, espirales y soles en ocre, negro, amarillo y blanco de la comunidad indígena cochimí. Se cree que tienen más de tres mil años.
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