Monterrey es una de las ciudades industriales y tecnológicas con mayor relevancia en México, por eso también es una metrópolis repleta de una gran oferta cultural, gastronómica, histórica y de entretenimiento.
En esta ciudad el asado es toda una tradición y un buen pretexto para disfrutar en familia o con amigos —cuando las condiciones sanitarias lo permitan, claro—. Asimismo, cuenta con lugares emblemáticos como la Macroplaza, el Paseo Santa Lucía y el Parque Fundidora, pero en esta ocasión nos centraremos en los museos regiomontanos más representativos que debes conocer cuando las condiciones sanitarias lo permitan, pues incluso algunos permanecen cerrados.
La Sultana del Norte cuenta con diversos recintos que resguardan el pasado colonial e industrial de la región, así como su prolífico presente.
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Museo de Arte Contemporáneo (MARCO)
Este museo conocido como MARCO se ubica en la parte sur de la Macroplaza. Fue diseñado por el arquitecto mexicano Ricardo Legorreta, mientras que su emblemática escultura La Paloma es obra de Juan Soriano y rinde homenaje al Palomar, de Luis Barragán.
Se inauguró el 28 de junio de 1991 y en su interior se exhiben más de 100 piezas de arte contemporáneo, además de ser sede de conciertos, talleres, subastas y eventos culturales, motivo por el cual se posicionó como uno de los mejores en el ámbito internacional.
El recinto cuenta con una sala permanente y 11 temporales. La Sala México es el espacio donde se exponen únicamente obras plásticas de destacados artistas mexicanos como Diego Rivera, Carlos Mérida y María Izquierdo.
En sus 11 salas temporales, que suman un total de 5 mil metros cuadrados distribuidos en dos plantas, se exponen las piezas más destacadas de las artes visuales de México y América Latina.
Museo de Historia Mexicana
Localizado cerca de sitio de la fundación de Monterrey, fue inaugurado el 30 de noviembre de 1994 y en su interior guarda la exhibición histórica más importante del norte de México. Aquí se exhiben más de mil 200 piezas, distribuidas a lo largo de un área de 15 mil metros cuadrados, que ilustran distintos aspectos de la vida mexicana.
Este recinto cultural fue diseñado por los arquitectos Óscar Bulnes y Augusto Álvarez, mientras que la museografía estuvo a cargo de Jorge Agostini. Está construido con un sistema basado en una estructura de acero prefabricado cubierta por piedra blanca.
El Museo de Historia Mexicana alberga cinco salas relacionadas con la geografía del país, el México antiguo, el Virreinato, el Siglo XIX y el México moderno.
Museo del Noreste (MUNE)
El Museo del Noreste es uno de los mejores de Monterrey no sólo por su impresionante diseño arquitectónico, también por las exposiciones de talla nacional e internacional que aquí se exhiben, poniendo a la vanguardia a la ciudad y al país en el campo del conocimiento.
Está ligado el Museo de Historia Mexicana por medio de un puente que los comunica entre sí. El MUNE expone de forma permanente la historia regional de los estados del norte del país como Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Texas, desde tiempos remotos hasta la actualidad.
El diseño del edificio, de tipo modernista, es obra de los arquitectos Edmundo Salinas y Manuel Lasheras, y se inauguró junto con la celebración del Fórum Universal de las Culturas Monterrey 2007.
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Museo del Acero Horno 3
Dentro del emblemático Parque Fundidora se encuentra Horno 3, un Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología, el cual busca acercar a las nuevas generaciones a su pasado histórico e industrial y a su futuro científico y tecnológico.
Este espacio fue sede de la extinta Compañía Fundidora del Fierro y Acero de Monterrey. En 1968 entró en operaciones el Horno Alto No. 3, que colocó la misma compañía. Por 18 años el horno iluminó las noches de Monterrey hasta el 9 de mayo de 1986, cuando se apagó para siempre.
En 2005 el horno sufrió algunas restauraciones, pues se encontraba en notable deterioro y resultaba peligroso. Tras 22 meses de trabajo, el Horno No. 3 fue inaugurado junto con el Fórum Universal de las Culturas de Monterrey en 2007.
Este horno es uno de sus principales atractivos, debido a que tiene la capacidad de fundir entre mil 500 y dos mil toneladas de hierro.
Planetario Alfa
El Planetario Alfa se encuentra en el cerro del Chipinque y es una parada obligada en Monterrey. Su diseño futurista es obra de los arquitectos Fernando Garza Treviño, Samuel Weiffberg y Efraín Alemán; cuenta con una estructura cilíndrica inclinada a 63° sobre el piso.
Desgraciadamente este recinto tuvo que cerrar sus puertas debido a que la viabilidad, sostenibilidad y continuidad se complicó con el paso de los años. Abrió sus puertas por primera vez en 1978 y tras 42 años tuvo que cerrar de forma definitiva.
Las áreas con las que cuenta son: Pabellón El Universo, que se inauguró en 1988 y que alberga el vitral El Universo, de Rufino Tamayo; sin embargo, en 2017 un fuerte incendio lo afectó y en 2018 fue demolido y el vitral fue trasladado a las oficinas del corporativo.
En 1988 se inauguró el primer aviario de la entidad, mientras que en 1994 abrió sus puertas del Jardín de la Ciencia. En el año 2000 vio la luz el Observatorio Astronómico, el más grande del noreste del país. Además, alberga el mural El Espejo, de Manuel Felguérez, y cuenta con una sala de proyección tipo IMAX, así como un pequeño acuario en el lobby.
Museo del Palacio
El Museo del Palacio se encuentra en pleno centro de la ciudad. Este recinto preside la vida de los neoleoneses y es considerado uno de los logros más importantes de Bernardo Reyes como gobernador del estado.
Es un edificio de principios del siglo XX, su diseño estuvo en manos del ingeniero Francisco Beltrán en 1895, pero tardó 13 años en terminarse. La exposición en los salones del Palacio parte de un guión temático de tres ejes: leyes, gobierno y sociedad, integrado por más de 400 piezas, entre éstas obras de arte, documentos, fotografías e indumentaria, distribuidas en cuatro salas temáticas.
Museo El Obispado
Inicialmente fue el Palacio de Nuestra Señora de Guadalupe, hoy es sede del Museo Regional de Nuevo León. Se edificó al final del Virreinato a petición del fraile franciscano Rafael José Verger, segundo obispo de la Diócesis de Linares, quien impulsó la construcción de una casa de reposo y oración en predios que le fueron concedidos por el Ayuntamiento de la Ciudad de Monterrey en 1787.
Este recinto fue el primer museo regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el norte de México. Antes de convertirse en museo estuvo en total abandono, y fue empleado como cabaret en 1920. Actualmente cuenta con 10 salas, que narran la historia de Nuevo León y una colección de arte sacro.
Fue construido con piedra sillar, un material característico de la región, y es una de las pocas muestras de la arquitectura virreinal que todavía se conservan en el noreste del país.