Pocas zonas arqueológicas hay como Guachimontones. Estos vestigios de una cultura que alguna vez estuvo asentada en el actual Teuchitlán, en Jalisco, en verdad son singulares: de acuerdo con los expertos, son las única pirámides circulares en el mundo. Todo el mundo.
Si bien la pirámide de Cuicuilco también tiene una base en forma de círculo, los vestigios de Guachimontones se distinguen por su traza en círculos concéntricos superpuestos que casi conforman un cono perfecto.
Construidos por una antigua civilización en un periodo que abarca desde el año 350 a.C. hasta el 350 d.C., el centro religioso de Guachimontones se halla a 45 kilómetros de Guadalajara.
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La Zona Arqueológica de Guachimontones, en Jalisco, ya está abierta al público. Esta urbe prehispánica se caracteriza por los vestigios de basamentos cónicos escalonados con patios circulares a sus alrededores.
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Para que tu ánimo explorador y arqueólogo sea más tentado, te comentamos que además de estas pirámides, en este centro cívico también se preservan canchas de juego de pelota, patios exteriores y un área de mercado.
Puedes enriquecer la experiencia con la observación de antiguas figuras de cerámica y maquetas de tumbas de tiro —la forma en que esta civilización enterraba a los difuntos, en cámaras subterráneas a las que se ingresaba por túneles verticales de hasta 20 metros de profundidad—, en el Museo Interpretativo Guachimontones.
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Singularidad geométrica de Guachimontones
Este hallazgo sorprendió porque era en verdad diferente al resto de las construcciones de Mesoamérica; los Guachimontones fueron descubiertos por la historiadora de arte Arcelia García y el arqueólogo Phill C. Weigand en la década de 1970.
Se piensa que la zona arqueológica fue proyectada por la civilización llamada Tradición Teuchitlán, que para comunicarse con sus dioses planeó estas edificaciones con esa simbología circular.
Las pirámides principales, el Gran Guachi y La Iguana, son vivos ejemplos de esta cosmogonía: constan de bases cónicas escalonadas que se rodean de plataformas rectangulares, que a su vez funcionan como patios circulares.
Y las sorpresas trascienden el ámbito arquitectónico en Guachimontones, pues a esta civilización se le considera cuna del rito de los Voladores: se han encontrado vestigios del palo volador mucho más antiguos que los de Papantla, en Veracruz, y otras regiones de México.
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¿Cómo llegar?
Desde Guadalajara, puedes abordar el autobús desde la Antigua Central Camionera hasta Teuchitlán; una vez allí, contrata un tour a caballo o taxi hasta la zona arqueológica.
Si viajas en coche, debes tomar la carretera Guadalajara-Ameca, para después continuar por la desviación a Teuchitlán.