A escasas dos horas de la CDMX se encuentra Chalcatzingo, un yacimiento arqueológico poco conocido en México, resguardado por cerros del estado de Morelos que a la distancia vigilan y lo conservan, como si se tratase de un tesoro oculto.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Chalcatzingo tiene tres significados de origen náhuatl: «el lugar más preciado de los Chalcas», «venerado lugar de agua sagrada» o «sitio de los jades preciosos».
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Guardianes de Chalcatzingo
Este lugar de origen prehispánico se encuentra en el Valle de Morelos, al pie de los cerros Chalcatzingo y El Delgado, sus fieles guardianes; fue uno de los más importantes asentamientos olmecas, al igual que Teopantecuanitlán.
Se cree que Chalcatzingo se desarrolló a la par de La Venta, en Tabasco, debido al estilo decorativo de sus construcciones y los petrograbados que ahí se encuentran. Las edificaciones que más resaltan son la Terraza 1, donde alguno vez hubo conjuntos residenciales.
La Terraza 25 cuenta con un patio hundido y la Estructura 4 tiene una construcción casi cuadrada de 70 metros por lado, en cuyas inmediaciones se encontraron enterramientos de individuos con ornamentas de jade y espejos de magnetita, como ofrenda.
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Los petrograbados se encuentran en las laderas rocosas de los cerros y en algunas unidades habitacionales; destacan los de El Rey, Los Jaguares y las estelas El Cazador y La Reina, así como los vestigios de una estructura en la que se llevaba a cabo el juego de pelota.
En el Museo de Chalcatzingo se encuentran más de 240 piezas que fueron obtenidas de la zona arqueológica, en su mayor parte elaboradas con cerámica.
Chalcatzingo fue dado a conocer en 1934 tras una intensa tromba que dejó al descubierto el relieve El Rey. Posteriormente, tras diversos estudios arqueológicos, se supo que este recinto prehispánico se edificó hace unos mil 500 años a.C.
