Muchas personas piensan que el ate es completamente mexicano, pero no es así, su origen es árabe y llegó a nuestro país proveniente de España, durante el proceso de colonización.
El primer estado en recibir esta delicia fue Michoacán, cuando se comenzó a construir el convento de las monjas dominicas en 1595. Las manos mágicas de estas mujeres preparaban una jalea con membrillo, como dictaba la receta española.
Sin embargo, la variedad de sabores frutales existentes en la Nueva España, provocó que las religiosas comenzaran a experimentar, para dar como resultado un amplio surtido de este exquisito manjar.
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#FelizJueves desde el #PuebloMágico de Calvillo en #Aguascalientes, donde la guayaba es el fruto más abundante de esta tierra, es parte esencial de su gastronomía. Y para empezar el día con un dulce sabor, te invitamos un ate con queso de la región. ¡Delicioso! 😋 pic.twitter.com/yLvB2XHAbX
— SECTUR México (@SECTUR_mx) March 12, 2020
“Ate de Morelia” con denominación de origen
Así surgió el ate de manzana denominado manzanate, el de guayaba -guayabate-. Con los años, en Michoacán comenzó a utilizarse el cazo de cobre, pero en otros estados se emplean cazuelas de barro.
Actualmente los sabores más tradicionales son de guayaba, membrillo y tejocote, pero hay regiones donde se degusta de camote y hasta de dátil. Son los michoacanos quienes gozan de más variedad: piñón, almendra y zapote.
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Los expertos sugieren paladear una porción de este dulce acompañada de queso -manchego o panela-, para equilibrar su sabor dulce. Este dulce que llega a durar 2 años, también tiene presencia en Oaxaca, Querétaro, Durango, Sonora y Chihuahua.
Por último te contamos que este postre cuenta con denominación de origen: “ate de Morelia”, certificado por el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), así que después de su esencia árabe, ahora es más que mexicano.