Los chilaquiles, ese platillo emblemático de nuestra gastronomía, han conquistado paladares alrededor del mundo con su explosión de sabores y texturas.
Pero más allá de su delicioso encanto, su historia guarda un fascinante recorrido que nos remonta a las raíces de la cultura mesoamericana.
Etimológico: Un enigma entre dos teorías
El origen de la palabra «chilaquiles» sigue siendo un tema de debate entre los expertos.
La teoría más popular, defendida por el filólogo mexicano Ángel María Garibay, sugiere que proviene del náhuatl «chīlaquīlli», que se compone de «chīl» (chile) y «aquīlli» (metido en), dando como resultado «metido en chile».
Esa interpretación refleja la esencia del platillo: tortillas fritas sumergidas en salsa picante.
Sin embargo, la Real Academia Española (RAE) propone una etimología diferente: «chilaquiles» derivaría de «chilli» (chile), «atl» (agua) y «quilitl» (hierba comestible).
Esa teoría se basa en la idea de que los chilaquiles ancestrales incluían quelites, hierbas comestibles que ya no son un ingrediente común en el platillo.
Un viaje a través del tiempo: De las culturas prehispánicas a la actualidad
Los orígenes de los chilaquiles se remontan a las culturas prehispánicas de Mesoamérica.
Evidencia arqueológica sugiere que los mexicas consumían un platillo similar llamado «chīlaquīlli», elaborado con tortillas de maíz secas, fritas y cocidas en salsa de chile.
Con la llegada de los españoles, el platillo evolucionó incorporando nuevos ingredientes como el queso, crema y cebolla. Durante la época colonial, los chilaquiles se convirtieron en un alimento popular entre las clases bajas, debido a su bajo costo y facilidad de preparación.
A lo largo del siglo XX, los chilaquiles ganaron popularidad en todo México y se consolidaron como un platillo representativo de la gastronomía nacional.
Su versatilidad permitió que cada región adoptara sus propias variantes, utilizando diferentes tipos de tortillas, salsas, quesos y complementos.
En la actualidad, este fascinante manjar ha trascendido nuestras fronteras, convirtiéndose en un platillo reconocido a nivel internacional. Chefs y restaurantes alrededor del mundo han reinterpretado la receta tradicional, fusionándola con diferentes estilos culinarios y creando nuevas y emocionantes versiones.
Más allá del sabor: Un símbolo cultural y gastronómico
Los chilaquiles representan más que un simple platillo; son un símbolo de la identidad cultural mexicana. Su historia refleja la evolución de la gastronomía nacional, desde sus raíces prehispánicas hasta la influencia europea y las innovaciones contemporáneas.
Su presencia en la cultura popular es notable. Los chilaquiles son protagonistas de canciones, poemas y obras de arte, y su consumo forma parte de tradiciones familiares y celebraciones especiales.
¡Rompiendo récords alrededor del mundo!
En su lista 2024 de los 100 mejores desayunos en el mundo, el sitio Taste Atlas colocó a los chilaquiles en cuarto lugar. Taste Atlas —que también se denomina como el “Atlas de la comida mundial”— , es una enciclopedia de platillos tradicionales, locales y restaurantes auténticos que ha catalogado más de 10.000 alimentos y bebidas.
Este año, en su clasificación de desayunos, señalaron al kahvalti, un plato de Turquía, como el más delicioso.
El segundo y tercer lugar fueron para el bougatsa, platillo de Grecia, y el roti canai, de Malasia.
Y sí. Los chilaquiles continúan evolucionando, adaptándose a las nuevas tendencias culinarias y a los gustos de las generaciones actuales.
¿Qué tal una torta de chilaquiles? ¡Deliciaaa!
Su versatilidad permite infinitas posibilidades de creación, asegurando su lugar como un platillo icónico de la gastronomía mexicana y un referente cultural a nivel mundial.