Aguerridos, disciplinados, religiosos y temidos por todos, así eran los mexicas – aunque son coloquialmente conocidos como aztecas- . Hace muchos siglos atrás, existieron diversos pueblos con diferentes costumbres y tradiciones a lo largo y ancho de lo que es hoy este hermoso país. Esos pueblos nos heredaron una gran cierta influencia en nuestro idioma, gastronomía, cultura y hasta religión.
De todos esos maravillosos pueblos, los mexicas siempre se diferenciaron de los demás y que gracias a su carácter bélico y su excelente organización militar se convirtieron en uno de los imperios más grandes de la historia de Mesoamerica.
1. Conocían el centro del universo
Si has caminado por las calles del Centro Histórico sabrás que uno de los mayores atractivos turísticos que hay es el Templo Mayor, pues bien, este lugar era demasiado importante para los mexicas pues lo consideraban nada más y nada menos que «El centro del universo», por lo mismo no podía cambiarse de lugar y al querer agrandarlo, se construía un edificio sobre otro – lo que conocemos como «pirámides»- , además de que no debían descuidar las características principales que eran dos capillas en la cúspide.
La próxima vez que vayas al Centro Histórico de la Ciudad de México, no olvides visitar y tomarte una foto en «El Centro del Universo».
2. Castigaban ferozmente la ebriedad
Si te encanta salir de la fiesta con la «bebida caminera» en mano y caminar bastante borracho con tus amigos – igual o más pasados de copas que tú – agradece con todo tu corazón que no nacieron en los tiempos de los mexicas.
Los mexicas tenían estrictamente prohibido el consumo de alcohol hasta que cumplieran los 52 años – eso si, con moderación- y sólo en fiestas especiales y ceremonias.
Si algún plebeyo era sorprendido borracho vagando por las calles los rapaban públicamente en algún mercado y saqueaban su casa, y si lo encontraban por segunda vez su castigo era la muerte. Los nobles no tenían mejor suerte ya que si los pillaban aunque se una sola vez pasados de copas, eran sentenciados a la pena de muerte.
3. Las marcadas clases sociales
Los mexicas tenían una sociedad compuesta por diversos clanes que iban en un estricto orden jerárquico a los que se les llamaba calpullis. En primer lugar estaban los Pillis que eran los nobles y la clase alta quienes eran los únicos que podían atender asuntos de gobierno y sacerdocio, después estaban los Macehuales que eran los plebeyos y el pueblo en general y que se dedicaban a la caza, agricultura, pesca, hacer artesanías. En el último lugar se encontraban los Mayeques, que eran los sirvientes de los Pillis y venían de los pueblos conquistados.
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4. Sus sorprendentes hábitos de higiene
Si algo maravilló a los conquistadores españoles fueron los hábitos de higiene que acostumbraban los mexicas. Este asombroso pueblo llevaba la limpieza muy en serio, ya que desde niños acostumbraban a lavar sus dientes con ceniza de tortilla, además de que se bañaban diariamente en lagos y ríos o en temazcales – los cuales son una experiencia única que no puedes perderte -. Con esto se mantenían limpios y saludables.
5. El origen del pozole
Todos esperamos con ansías el «jueves pozolero» y no es para menos, ya que es un platillo delicioso y muy representativo de la gastronomía mexicana. Sin embargo, su origen es bastante sangriento. Los mexicas se preparaban un “pozole» como ofrenda al dios Xipe Tótec, el cual contenía maíz cacahuazintle y el ingrediente principal era nada más y nada menos que la cabeza o muslo de algún desafortunado prisionero de guerra. Los sacrificios humanos y actos de canibalismo eran reservados para los rituales y ceremonias a sus deidades. Posteriormente, con la llegada de los Españoles, los frailes evangelizadores convencieron para cambiar la carne humana por una cabeza de cerdo y así se fue alterando el platillo hasta llegar al pozole que todos conocemos.