En algunas regiones de México, como Morelos, Ciudad de México, Veracruz, Puebla, Hidalgo, Estado de México y algunas partes de Michoacán, existe una ceremonia ancestral conocida como el Amarre de Tilma. Esta ceremonia se realiza entre dos personas que buscan unir sus almas y sus corazones en una sola entidad.
La ceremonia comienza días antes de la fecha acordada, en la que los novios se reúnen con el chamán encargado de la ceremonia para seleccionar a las personas que desean que estén presentes en esta fecha tan importante.
Al día siguiente, se lleva a cabo un temazcal al que asisten la pareja y sus padres. Durante este ritual, el chamán y los familiares de la pareja tienen una plática para asegurar que el matrimonio sea benévolo. A mitad del temazcal, la pareja se queda sola durante una hora, y se les otorgan nombres aztecas.
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El día de la ceremonia, se realiza un «Tlalmanalli», una ofrenda que se pone en el piso, en la que se marcan cuatro puntos cardinales. Esta ofrenda representa los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. Se realiza una apertura a los 7 rumbos cósmicos con toque de tambor y caracol, y la pareja debe llevar un rebozo, que simboliza que su amor durará hasta que el amor se acabe.
Después de la ofrenda, los invitados pasan a dar sus regalos a los novios y se continúa con el baile y la música. En total, la ceremonia dura alrededor de dos horas y se requiere asistir a una charla previa con el chamán encargado de la ceremonia.
Los elementos que se utilizan en esta ceremonia son representativos de la abundancia que llegará a la vida de la pareja. El copal, el caracol, las flores y las semillas son algunos de los elementos que se utilizan para simbolizar la unificación de las dualidades. La vestimenta requerida es manta o algodón.
Cabe destacar que esta ceremonia está abierta a todas las parejas, incluyendo al segmento LGBTQ+. Además, se cuenta con servicios para personas con discapacidad motriz, psicosocial e intelectual.
En definitiva, el Amarre de Tilma es una hermosa ceremonia que une a dos almas y corazones para formar una sola entidad, representando la unificación de las dualidades. Es una ceremonia ancestral que ha sobrevivido al paso del tiempo y sigue siendo una opción para aquellas parejas que buscan una ceremonia diferente y única.
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