El Valle de Okanagan pertenece a la Columbia Británica, provincia de Canadá. En esa región hay espacio para memorables paseos en bicicleta por la plataforma del ferrocarril del Valle Kettle o para navegar en el lago del mismo nombre. Pero quizá la reconocerás más por forjarse un lugar destacado en el mapa mundial del vino.
En la actualidad, el Valle de Okanagan produce finos pinot noirs y cabernet francs que están llamando la atención de los expertos en el planeta. A sus viñedos que se extienden por las laderas del lago, ha arribado una nueva generación de enólogos con muchas ideas y mucha sed de vino.
Se dice que estos enólogos, como la francesa Séverine Pinte, buscan posicionar al Valle de Okanagan en el mismo nivel de regiones como Burdeos (Francia), la Toscana (Italia) y el Valle de Napa (Estados Unidos). Y parece que lo están logrando.
Un obstáculo para el Valle de Okanagan
Existe un cabernet sauvignon del Valle de Okanagan de 40 dólares, pero que de manera increíble se ha vendido casi en mil dólares en China. ¿Pero a qué se debe esta disparatada diferencia de precios? Las regulaciones y ciertas ideas dentro de la misma Canadá complican su comercialización al interior de sus fronteras.
Es decir, muchos canadienses fuera del Valle de Okanagan no pueden legalmente conseguir su vino. Este es un obstáculo desalentador para los enólogos como Séverine Pinte, pero eso no los detiene.
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De todas formas, comenta Pinte, “nunca volveré a Francia”. Ella es ahora enóloga en jefe de la bodega Le Vieux Pin, en el Valle de Okanagan. ¿La razón? “El suelo aquí es una paleta con la que puedo hacer arte”.
El estilo relajado de la industria vinícola del Valle de Okanagan la cautivó. Pinte dice que es diametralmente opuesta a la añeja formalidad de la misma industria en Burdeos.
Un situación dispar
“Es más fácil enviar vino a China”, dijo Pinte sobre las restricciones con las que se está topando el Valle de Okanagan para vender sus etiquetas en las demás provincias de Canadá.
Este fenómeno comercial, al parecer, tiene su origen en una historia que comenzó a principios del siglo XX. La venta de alcohol fue prohibida en Canadá durante la Primera Guerra Mundial, y algunas provincias aún prohíben a las personas consumir vino producido en otras regiones, aunque se hallen en territorio canadiense.
La misma Columbia Británica consume cerca de 90% de la producción total del Valle de Okanagan. Si bien es una clara y sana muestra de cómo se alienta el consumo local, también es cierto que se debe a restricciones legales en otras provincias y ciertas rivalidades entre regiones de Canadá.
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Más ejemplos: dos de los mercados canadienses de vino más grandes, Quebec y Ontario, dan preferencia a los vinos europeos; los restaurantes de lujo de Montreal importan cosechas francesas y los minoristas de Ottawa defienden los caldos elaborado en Ontario.
Mientras el gobierno de Canadá aprobó en 2012 un proyecto de ley que permite a las bodegas realizar envíos de etiquetas a consumidores individuales en todo el país, hoy solo tres provincias lo han permitido: Columbia Británica, Nueva Escocia y Manitoba.
Pese a la tolerancia y la apertura que tiene Canadá en otros ámbitos de la cultura, estos aparentes prejuicios impiden que muchos excelentes vinos sean consumidos por los propios canadienses. Y en todo este proceso, el vino del Valle de Okanagan mejora invariablemente su calidad.
Con información de The New York Times
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