El rito de la Danza de los voladores es una de las pocas costumbres o danzas de los huastecos que conservamos hoy en día.
Aunque mucha gente no conozca el significado de este maravilloso ritual, es difícil pasarlo desapercibido, pues se sigue practicando en muchas regiones de México.
La primera vez que se mencionó este rito fue en 1876 gracias a dos escritores. Uno de ellos fue el ingeniero topógrafo Antonio Cabrera y el segundo fue el poeta Marcelino Sánchez, quien escribió unos poemas en un compilatorio titulado Costumbres indias, en las cuales dedicó dos páginas a la Danza de los voladores.
En ambos casos se describe la ceremonia como la conocemos hoy: con cuatro danzantes que descienden en una cuerda saltando al vacío tras atarse a una cuerda por la cintura, mientras que un quinto danzante está en la punta del palo haciendo acrobacias riesgosas.
No obstante, lo que no se mencionaba en esas primeras evidencias era el significado o simbolismo del rito.
Diferentes significados de la Danza de los voladores
Se desconoce la razón, pero para inicios del siglo XIX, ese rito dejó de practicarse. Aunque pocos años después empezaron a retomarse pero con diferentes finalidades.
Entre los huastecos, seguía siendo un acto religioso, mientras que para los otomíes de Pahuatlán, era más una cuestión de entretenimiento.
Además de los danzantes, este rito se compone también de una orquesta compuesta por un sólo músico que es el flautista, aunque el resto también cuenta con silbatos y hacen sintonía con la flauta.
La danza de los voladores es uno de los pocos ritos públicos que se conservan después de la época Colonial; si bien comenzó como un acto religioso, ahora puede tener diversos significados según la región.
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