Cada año, al monte Aconcagua, en Argentina, acuden más de tres mil personas que buscan llegar a la cima. Todos con sus respectivos guías de montaña locales.
Pero este año la pandemia por coronavirus ha afectado el empleo de éstos, que forman parte de un grupo de 500 personas cuya fuente principal de ingresos es el famoso parque.
El segundo pico más elevado de América y del hemisferio sur del planeta ha cambiado de planes para esta temporada. Ahora la Dirección de Recursos Renovables del Parque Provincial Aconcagua dio a conocer un restrictivo protocolo que solamente permitirá senderismo sin pernoctación con residentes locales.
Los Horcones, parque provincial Aconcagua #Mendoza hoy. pic.twitter.com/hr6lZJJBFm
— Carlos Soliz 🌎 (@CarSoliz) July 14, 2018
Entre 2019 y lo que va de 2020, unas 9 mil personas han ingresado al parque Aconcagua, 90% de estos visitantes han sido extranjeros (3 mil 200) y contrataron el servicio de ascenso, indicaron fuentes oficiales de este destino argentino.
Entre noviembre y abril de cada año se presenta la temporada en el Aconcagua, aunque el clima es más benévolo entre fines de noviembre y hasta fines de febrero, periodo en que hay más ascensos.
Y se requieren ciertas condiciones para lograr la cima del Aconcagua, como indica Mario González, guía retirado, fundador de la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM): “aquel que está más fuerte en cuanto a su entrenamiento, a su alimentación, a su aclimatación y a sus conocimientos técnicos sobre el terreno, es aquel que va a llegar un poco más alto”.
Aconcagua, preferido de los aventureros
El suizo Matthias Zurbriggen fue quien 1897 alcanzó por piedra vez la cima del Aconcagua, pico que tiene una altitud de 6 mil 962 metros y está localizado en la provincia de Mendoza.
Este pico se ha convertido desde entonces en un atractivo mundial para deportistas y aventureros, y uno de los desafíos obligatorios de las Siete Cumbres, un reto que anima a ascender las cimas más elevadas de cada continente.
Nils Fontenla, guía de montaña y delegado de la AAGM en Mendoza, afirma que “el Aconcagua es una figurita infaltable en ese fixture, vienen personas de todo el mundo a ascenderla”.
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Respeto a la montaña
La cara noroeste “es la más fácil, con pendientes más suaves”, por eso es la más recomendable para iniciar la aventura, destaca Fontenla. Su menor complejidad técnica facilita el ascenso con mulas hasta el campamento base Plaza de Mulas (4 mil 300 metros).
A partir de ese punto se pueden contratar los servicios de carga hasta los campamentos más elevados con sherpas andinos.
Dependiendo de las condiciones meteorológicas, el ascenso se realiza de forma escalonada para que el organismo se vaya adaptando poco a poco al Aconcagua. Por eso, las expediciones hacia la cima suelen durar entre 13 y 20 días y cada guía realiza entre tres y cinco por temporada.
“Probablemente, si quisiéramos subir de golpe (…) al cabo de unas horas comenzaríamos a tener una serie de dificultades que podrían evolucionar hasta el fallecimiento”, advierte Fontenla.
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Los líderes
Los guías de montaña locales no sólo lideran los grupos que los contratan para conquistar el Aconcagua; también deben mantener un casi perfecto estado físico, conocimiento del terreno, análisis de las condiciones meteorológicas, control de los parámetros generales de salud de las personas a su cargo, que luego cotejan con los médicos apostados en la montaña.
Su tarea no es fácil. La vida de los aventureros está prácticamente en sus manos. “Hay cosas que quedan al criterio del dominio y competencias de un guía de montaña y (…) a veces hay que tomar una decisión en función del bienestar de uno solo de esos elementos y empiezan a aparecer egos”, manifiesta Fontenla.
Sin embargo, es importante que los guías puedan capitalizar esas experiencias para lograr herramientas y poder gestionarlas mejor. Al final, todo es un aprendizaje, destaca.
El desafío actual
la actual pandemia por Civd-19 ha trastocado todo. Las limitaciones en el transporte y el libre tránsito generaron una gran disminución del turismo internacional en el Parque Provincial Aconcagua.
Antes antes de la emergencia sanitaria, las expediciones a esta parte del planeta se organizaban para los meses de septiembre y octubre, y la mayor parte de los viajeros que contratan ascensos provienen de Estados Unidos y Europa. Pero este año tendrán que esperar.
Con información de EFE/Julieta Barrera