Turquía cuenta con una ciudad fantasma un tanto peculiar, se trata de Burj Al Babas, ubicada cerca de Mudurnu a orillas del Mar Negro, en la que se encuentra la impresionante cantidad de 700 castillos abandonados, algunos terminados mientras que otros permanecen en obra negra, que habrían sido destinados para albergar a las élites mundiales durante sus vacaciones.
En 2011, el grupo turco inmobiliario Sarot creyó haber encontrado la solución perfecta para brindar un techo a las familias mas adineradas de aquel país, gracias a su ubicación, materiales, acabados, bellezas naturales de la región, así como los diseños arquitectónicos, que sin duda alguna atraerían al sector más exclusivo que no tendría problema en adquirir una propiedad sacada de los cuentos de hadas.
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El grupo Sarot puso manos a la obra y consiguió los permisos para llevar a cabo la construcción de dicho macroproyecto; sin embargo, la obra nunca se pudo concluir. Según medios locales, la razón por la quedó en el olvido y se convirtió en un pueblo fantasma fue porque el presupuesto original no alcanzó para terminar las obras, por lo que los inversionistas decidieron retirarse y el complejo quedó en el abandono total como sucedió con la nueva Ciudad de Kilamba en Angola o el nuevo distrito de Zhengzhou en China. Para aquel entonces, la construcción había costado 200 millones de dólares.
Los 700 castillos que hoy se encuentran en el olvido son de estilo francés y fueron diseñados para la clase alta de los países del Golfo Pérsico, así lo dio a conocer Naci Yoruk, quien fue el arquitecto consultor de dicho proyecto y agregó que cada castillo podía ser personalizado al gusto del cliente en cuestión y contaría con cerca de 225 metros cuadrados de superficie.
«La construcción comenzó oficialmente en 2014. Fue así como varias hectáreas de tierra fértil fueron destruidas y miles de árboles talados. A finales de ese año, 578 unidades habían sido finalizadas -casi el 80% de las que se tenían proyectadas para ese momento.
Para 2016, la firma turca se vio gravemente comprometida: los clientes eran incapaces de costear los gastos de una propiedad así de lujosa. A pesar de estar casi terminada, la obra tuvo que pararse gradualmente. Cuatro años después de haber iniciado, en 2018, el presupuesto para el proyecto se agotó, sin poder completar la obra en su totalidad», dijo Yoruk.
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Por otra parte, Mehmet Emin Yerdelen, presidente de Sarot, esto dijo respecto al paro de las obras: «No pudimos recuperar alrededor de los 7.5 millones de dólares que nos deben por las villas que hemos vendido a los países del Golfo».