En un pequeño pueblo de Rumania llamado Costesti, existen unas enigmáticas piedras llamadas trovants («piedras que crecen»), formaciones rocosas «vivas» y únicas gracias a su capacidad de multiplicarse.
A simple vista parecen piedras normales, pero los expertos en mineralogía han descubierto secretos que las convierten en un tesoro sin igual en el mundo.
Las rocas están formadas por un núcleo de piedra dura y un caparazón de arena. Los especialistas indicaron que tienen una antigüedad de seis millones de años y en un inicio habrían sido unos pequeños pedazos de piedra.
Eh la actualidad, alcanzan los 10 metros de altura, pero pueden tardar mil años en aumentar entre 4 y 5 centímetros.
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El aumento de tamaño de estas formaciones rocosas pasó por la lente de los microscopios de los científicos, quienes obtuvieron varias muestras para tratar de descubrir el enigma.
El secreto para el crecimiento de estas piedras se esconde en el agua, concretamente en el líquido que es rico en carbonato de calcio, esencial para hacer que la roca crezca en presencia de agua de lluvia. Pero los científicos no pueden explicar cómo crean materia nueva.
Asimismo, comprobaron que están formadas por arena cementada y sales minerales. También se percataron que tienen una estructura similar a la de los anillos circulares que forman el tronco de un árbol, capa sobre capa, lo que sirvió para calcular la edad aproximada de algunas piezas.
Conforme crecen, las trovants van adquiriendo distintas formas: cilindros, nodulares o esféricas, con superficie lisa y sin bordes. De acuerdo con el diario argentino Clarín, las piedras que crecen pueden deslizarse en su terreno, quizá debido a un extraño magnetismo o a los vórtices energéticos de la región.
Las trovants fueron descubiertas a principios de la década de 1940, cuando varias personas se percataron que dejaban huellas como si se hubieran desplazado. Luego de diferentes análisis, las rocas fueron declaradas Monumento de la Humanidad por la UNESCO.
«Las trovants están formadas por arena sedimentada de una cuenca formada hace seis millones de años. Junto a las arenas se han acumulado carbonatos en exceso, que cuando llueve presionan a las capas inferiores de sedimentos y las hacen aflorar hacia el exterior creando protuberancias», aseguran los encargados del Museo Trovant.
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¿Piedras o seres?
Algunos investigadores sostienen que dichas piedras pueden reproducirse e incluso respirar, aunque aseveran que estos procesos suceden a una microescala, entre dos y tres semanas por respiración. De igual manera, señalan que tienen un extraño pulso que se puede detectar con equipo de alta sensibilidad.
Y como ya se mencionó, tienen capacidad de movimiento, pues se trasladan en promedio 2.5 mm cada dos semanas. Para los especialistas, una de las razones de su movimiento tendría que ver con el aumento de masa, lo que generaría su inclinación y desplazamiento.
Lo cierto es que hay muchas teorías en torno a las trovants. Otros expertos se inclinan por la teoría de que son formas de vida de silicio con conciencia propia y hay quienes ponen en duda su origen.