Sonora esconde un majestuoso secreto entre hermosas y finas dunas de arena blanca llamado Playa los Algodones, bañado con el cristalino Mar de Cortés e iluminado con los siempre radiantes rayos del sol.
Playa los Algodones posee todo el encanto de Sonora y su curioso nombre proviene de la textura suave y algodonosa de sus arenas blancas, poco comunes en la zona donde se encuentra enclavado este impresionante oasis playero (San Carlos).
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Muy lejos del constante movimiento, del ruido y de las multitudes humanas que se registran en Puerto Peñasco o Punta Arenas, Playa los Algodones es un refugio de paz y tranquilidad, con oleaje suave y tranquilo, aguas cristalinas y arenas tersas.
Su paisaje se vuelve perfecto gracias a los cerros que resguardan este paraíso arenoso y pintoresco que contrasta con el imponente y caluroso desierto sonorense, donde habitan una gran diversidad de flora y fauna endémica de la región.
Playa los Algodones es perfecto para acampar y disfrutar de las bondades costeras, como nadar, snorkelear, bucear, pescar, practicar windsurf, realizar paseos a caballo o disfrutar de largas caminatas a través de sus algodones arenosos, entre otras cosas.
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Uno de los principales encantos de Playa los Algodones son sus magníficos atardeceres que llenan el cielo de colores rojizos, naranjas y amarillos, que combinan perfectamente con el azul turquesa de sus aguas, el blanco de sus arenas y el ocre de sus cerros, conformando una paleta de colores como ninguna otra.
Otra de las opciones para disfrutar plenamente de Playa Algodones es visitar el Mirador Oceánico de San Carlos, desde donde se puede apreciar el encanto costero de Sonora, así como de las cielos siempre azules del estado. Para los más aventureros está el cerro Tetakawi, donde la resistencia se pone al límite.