El Cerro Blanco de Durango, ubicado en cerca del pueblecito de Nueva Covadonga, en el municipio del Mezquital es un destino especial para todos aquellos que buscan aventuras y aman actividades como escalar. Sin embargo, hay diversas leyendas en las que aseguran que hay unas ruinas bastante inusuales, te contamos más.
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Es muy común encontrar ruinas o vestigios de civilizaciones antiguas en montañas, cerros y laderas. Se dice que en Cerro Blanco, si vas por el lado del Cañón de Agua Caliente encontrarás las ruinas de lo que pudo haber sido un poblado en miniatura, las casitas que miden de entre 60 a 80 cms. de altura y están pegadas unas con otras, lo más curioso de todo es que están ubicadas en lugares con terreno bastante irregular; estás casitas están construidas con techos de carrizo y otate, y algunas aprovechan algunas oquedades de las barrancas.
Se dice que en la Cueva del Pitayo, muy cercana a la comunidad de Agua Zarca, se encontraron algunos objetos cotidianos muy pequeños como utensilios de cocina, flechas, hachas entre otros objetos, lo más sorprendente es que también hallaron algunos cadáveres momificados de un tamaño muy pequeño; por estas razones se les llamaron a estos vestigios «La cueva de los pigmeos». Se han elaborado diversas teorías acerca de estas ruinas miniatura, algunas personas dicen que se trata de duendes que merodeaban en los poblados y rancherías aledañas y que al verse descubiertos corrían hacia los barrancos del Cerro Blanco, otras versiones apuntan a que estas pequeñas casitas fueron construidas por antiguas civilizaciones para almacenar pequeños granos o como casas para aves; sea cual sea la respuesta este misterio siempre nos fascinará.