En la actual Ciudad Mier se percibe una atmósfera pacífica, que permite escuchar el correr del río Álamos, ubicado a pocos metros de distancia, una escena que contrasta con la que protagonizó en el siglo XIX, cuando fue testigo de la lucha entre México y Estados Unidos por la Independencia de Texas.
Pero esta parte de su historia tiene un antes, aquel que moldeó y levantó el ahora Pueblo Mágico de Tamaulipas, el más antiguo de la franja fronteriza, con más de 250 años de supervivencia.
Se dice que los inicios de Ciudad Mier se remontan a 1753, con la llegada de la orden franciscana y la edificación de la Parroquia de la Inmaculada Concepción.
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Así es, se trata del monumento arquitectónico más longevo de Ciudad Mier, el mismo que permanece intacto en el tiempo sobre la plaza principal de Juárez. Desde este punto es posible observar las calles adoquinadas y el resto de sus edificios coloniales, algunos son el refugio de los maestros artesanos de este encantador destino.
Son hombres y mujeres que dejan su pasión impresa en cada detalle de su colorido barro, bordados de chaquira y canutillo, así como en el vidrio que hábilmente soplan, o en la confección de sus famosos vestidos de novia.
Ciudad Mier en la vida cotidiana
Entre las artesanías que presentan sus maestros artesanos hallamos una muy folclórica, misma que mantiene a sus habitantes más que atentos y hábiles en el juego; se trata de la lotería, todas las piezas se pintan y decoran a mano.
Es en la Plaza Hidalgo donde se arma el juego. 75 casillas son las que conforman a cada tablero, las cuales se van llenando mientras se cantan las figuras de las cartas. Así se disfrutan las tardes en Ciudad Mier, con la familia, las amistades y con los visitantes.
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De este punto hay que dar pasos relajados hacia la Casa de los Frijoles Pintos, que en los años de batalla en Ciudad Mier era la cárcel de los presos texanos.
De ahí hasta la Casa de la Cultura, con pertenencias del hijo pródigo de este pueblo, el actor de cine Eleazar García Chelelo y, por último, la Casa de las Columnas, de arcos hermosos.
Si se desean momentos de aventura, entonces hay acelerar sobre el camino hacia la Presa conformada por los ríos Álamo, Bravo y San Juan. En esta intersección del Pueblo Mágico de Mier se puede practicar pesca deportiva, kayak o darse un chapuzón en aguas sulfurosas.