El pozole es uno de los platillos consentidos de todos los mexicanos, la estrella de las fiestas patrias y no puede faltar en celebraciones, reuniones o hasta para la comida o cena del día a día. El pozole es sustancioso y bastante «rendidor» por lo que es perfecto para compartir con la familia y amigos. Diversas regiones del país tiene su propia versión de la receta haciendo de este platillo aún más delicioso.
Origen
Como todo o -casi todo – en México el pozole tiene orígenes prehispánicos. Su nombre proviene de la palabra en nahuatl Pozolli que significa «espumoso». El Pozole originalmente nació como una ofrenda al dios Xipe Tótec «Dios de la regeneración del maíz y de la guerra» en la cual se cocía el maíz de las mejores mazorcas y para darle el toque final se le agregaba la cabeza o el muslo de algún prisionero de guerra. Con la llegada de los evangelizadores se le cambió la carne humana por una cabeza de cerdo y así nació el pozole que todos conocemos.
Pozole blanco
Es la versión mas clásica y básica de este plato, generalmente lleva carne de cerdo o pollo. Se acompaña con lechuga, rábano, orégano y en ocasiones salsa.
Pozole rojo
Su preparación es casi idéntica a la del pozole blanco, sólo que para darle sabor y color se le agrega chile ancho o chile guajillo a la mezcla. Igualmente lleva carne cerdo o pollo y se le agrega los condimentos tradicionales, aunque hay regiones en el que se sustituye la lechuga por col.
Pozole verde
Esta versión del pozole es muy común en estados como Guerrero y Michoacán . Para darle ese característico color, sabor se le agregan ingredientes como epazote, cilantro, chile poblano y sobre todo semillas de calabaza. Se suele acompañar con chicharrón de cerdo aguacate y huevo duro; en las ciudades costeras este plato puede llevar sardina o mariscos.
Pozole Azul
Esta receta es típica de lugares como Los Altos de Jalisco, se prepara con el bonito maíz azul lo que le da ese color tan especial, también lleva setas y champiñones y dependiendo el gusto, carne.