¿No conoces el Cheese tea? Pues imagina esta escena: la típica taza de porcelana china, con la cremera a un lado y unos scones al otro costado… Listo todo a las 5 de la tarde para servirse. Dirás que es la imagen clásica de cómo tomar el té, pero puede tener una variante especial.
Pero, ¿si te decimos que puedes beberlo en vaso de vidrio, frío y con una espuma espesa, como si fuera capuchino? ¿Y que esa “espuma” es de queso? Ajá, estamos hablando de una tendencia foodie muy especial: el Cheese tea.
Para preparar el Té de queso, debes usar un té intenso, de sabores bien definidos, con cuerpo; por ello, te proponemos té matcha, oolong fresa, algún Pu erh o cualquier té negro.
Un origen muy tradicional
Esta tendencia nació en el lugar de origen del té: Asia, específicamente en China y Taiwán, para extenderse a Singapur y Hong Kong, así como otras ciudades asiáticas. Después, llegó a América por el lado de Nueva York y California con la cadena Little Fluffy Head.
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¿Cómo tomarlo?
De preferencia, no comas otra cosa, para que puedas disfrutar de esta experiencia plenamente. También te recomendamos no usar popote para beber ambos sabores —te quedarán unos graciosos bigotes blancos—.
¿Cómo prepararlo?
Si quieres experimentar en casa, te recomendamos que escojas un buen té y lo infusiones de manera adecuada, según las recomendaciones.
Ingredientes
- 100 ml de crema montada para batir
- 50 ml de leche entera
- 20 gramos de queso crema
- Azúcar al gusto (u otro endulzante en polvo).
- Hielo
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Preparación
Preparas el té de la manera adecuada, com una infusión pausada, y dejas enfriar. En un bowl, mezcla el queso crema con la crema montada, la leche y una pizca de sal, hasta hasta obtener una crema densa, semimontada.
Al servirlo, puedes agregar hielos al vaso e incorporar una generosa cucharada de la crema, con cuidado y amor.
¡Y a disfrutar!