El río Gallinas es el procreador de la cascada de Tamul, la cual se desvanece entre paredes verticales de 105 metros de altura, conocida en lengua tenek como “Lugar de Cántaros”, donde el turquesa de su agua termina por emocionar a sus invitados.
Localizada en el municipio de Aquismón, en la zona norte de la Huasteca Potosina, se muestra esplendorosa en cada temporada de lluvias, cuando el caudal de su padre aumenta para abarcar los 300 metros de ancho que la componen.
Para llegar hasta la desembocadura del “Lugar de los Cántaros” hay que abordar una panga desde el ejido La Morena, un viaje de hora y media remando a contracorriente, si bien es la vía más corta, hay quien prefiere la larga que inicia desde Tanchachín.
El turquesa de las aguas que se navegan, siempre impresionan al visitante que puede darse un chapuzón antes de llegar a la cascada de Tamul, la cual recibe a los turista con el canto estruendoso de su caída, para dejar en claro la belleza que engloba San Luis Potosí.
El espectáculo de este salto debe admirarse desde una distancia de 100 metros, pero hay un ángulo más que se puede apreciar desde el ejido El Naranjito, donde se ubica un mirador que permite observar la corriente del río Gallinas y cómo se pierde en el “Lugar de Cántaros”.
De regreso en paseo en panga hay que nadar en la Cueva del Agua, un cenote natural de color azul zafiro que se halla en esta caverna rocosa, una parada obligada para todo aventurero que vive esta experiencia.
Vive la aventura en la cascada de Tamul
Arribar hasta este punto que está arriba, se recorren a lo largo de 30 minutos un camino de terracería, que deja al descubierto pozas cristalinas que también se forman gracias al río. Desde este punto los más osados no la piensan dos veces para practicar rappel a un lado de la cascada de Tamul.
El derroche de adrenalina es mayor si se viaja durante media hora al encuentro con el Sótano de las Golondrinas, que se conoce como el sexto abismo natural subterráneo más profundo del planeta
Tiene una profundidad superior a los 300 metros de caída libre, que no deja apantallar a los que desean descender por sus entrañas. Para vivir la experiencia, siempre se hace en compañía de un espeleólogo, pero para los de emociones más relajadas, también hay miradores.
Desde estos puntos se puede contemplar el vuelo de 2 millones de aves conocidas como vencejos que salen de la cueva, que giran de manera sincronizada alrededor de la boca del sótano durante 45 minutos.
Cada momento que ofrece la Huasteca Potosina tiene épocas muy definidas y que se deben consultar antes de viajar, para que el espectáculo del “Lugar de los Cántaros” y el del Sótano de las Golondrinas, se puedan apreciar en su mayor esplendor.