Un mes antes de la celebración de Noche de Muertos en Michoacán, la panadería de la familia Ortiz en la ciudad de Morelia, agasaja a sus visitantes con el tradicional pan de muerto. Sin embargo, el pan de ánima es otra de las especialidades de la casa, que ha vuelto popular al negocio en gran parte del territorio mexicano.
Su creadora es Judith Martínez, quien es originaria de la zona de tierra caliente de dicho estado. Cuenta que su pueblo se acostumbra a poner en la ofrenda un pan de ánima en forma humana. Para dar continuidad a esta bella costumbre, decidió crear su versión, con la intención de no sentirse lejos de casa, pero también para compartir las raíces de su origen.
Desde hace varios años, en esta hermosa época, ella y sus colaboradores, moldean un tipo de galleta con imagen de un hombre o de una mujer. A cada pan de ánima le detallan vestimenta indígena y una serie de características que, además, le otorgan belleza a cada pieza.
Pan de ánima y ofrenda de migajón
Con la misma masa que se elabora se da forma al pan de ánima, cada uno con un diseño distinto. Por ejemplo, si se arma una dama, además de su faldón se le colan sus trenzas, rebozo, huaraches. Si es un caballero, se le agrega un sarape, va calvo y descalzo.
Mujer y hombre, entre sus brazos cargan cada elemento que se le ha ofrendado, simbolizando que se llevan la comida, animales y objetos que la familia en vida les ha dejado para su regreso al más allá.
Así podemos ver que cada pan de ánima cargan sus velas para iluminar su camino, maíz, calabaza o el alimento que da la milpa, fruta para endulzar de nuevo su paladar, un fogón típico de la cocina michoacana y un pan de muerto como tradicionalmente lo conocemos.
A todo esto se suman más elementos, como los animales y objetos que en vida formaban parte del universo del santo difunto. Entonces vemos un borrego el faldón de la mujer, porque seguramente se dedicaba a la venta de lana o al pastoreo.
Al sarape del hombre se le agrega un caballo, inmortalizando el gusto que tenía por la especie. Pero hay más detalles, como la flor de cempasúchil, que es imperdonable que falte en este pan de ánima.
Para agasajar aún más los sentidos, en la panadería Hornos los Ortiz, cada año se coloca un hermoso altar flotante, porque en tierra caliente de Michoacán se acostumbra a colocar todo en alto para recibir a sus muertos, con la intención de que ningún animal los alcance y eche a perder.
Esta ofrenda consiste en elaborar cada personaje en forma de calavera, utilizando la materia prima del negocio, claro, la masa, así se arman políticos, artistas y otras personalidades que estén de moda, que dan color y folclor a local.
Así que si vas por tu pan de ánima, no olvides tomarte la foto en este altar de masa y descubrir la historia que hay detrás de su elaboración, alguien de la familia Ortiz te explique cada detalle, sino, el personal de la panadería con gusto te cuenta su historia.