La gastronomía mexicana es sumamente rica y a lo largo y ancho del territorio existen platillos, bebidas y antojitos típicos de cada región, tal es el caso del pozol, bebida hecha con masa de maíz y cacao molido, que se toma fría.
Esta bebida forma parte de la alimentación diaria entre los habitantes de los estados de Tabasco, Chiapas, Veracruz, Oaxaca y la Península de Yucatán. De acuerdo con Larousse Cocina, su nombre deriva del náhuatl «pozolli«, éste a su vez de «tlapozonalli» que significa hervido o espumoso.
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Su origen se remonta a la época prehispánica donde los Mayas-Chontales, quienes vivían en Tabasco, preparaban el pozol con maíz y cacao, pero bajo el nombre de «pochotl», posteriormente lo colaban y lo servían en jícaras labradas en Jalpa de Méndez, en Centla o Zapata.
Se sabe que era consumida por los viajeros de los pueblos originarios ya que los refrescaba durante sus largos trayectos. Pero no era exclusivo para viajeros, sino que también era un infaltable en los hogares. Con la llegada de los españoles su nombre cambió de «pochotl «a pozol.
Hoy en día el pozol no se sirve en jícaras labradas, en algunos lugares es común que se sirva en la cubiertas de los cocos. Quienes preparan esta bebida refrescante aseguran que quita la sed y brinda energía, de ahí que fuera tomada por viajeros.
Para su preparación se ponen a cocer cuatro botes de maíz durante dos horas para obtener seis botes de nixtamal que son pasados a los molinos, donde también se muele el cacao.
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Ya molido el nixtamal y el cacao se mezclan en una sola masa que se bate en agua. Con la masa del maíz y cacao se hacen pequeñas bolas que se agregan al pozol.
Estas bolas de masa sirven para saciar el hambre, ya que quienes lo deseen pueden comerse la masa. Anteriormente el pozol no se endulzaba, pero con el paso del tiempo se le agregó azúcar o sal y chile, para darle un mejor sabor.