Aquellos adultos que hoy en día se toman unas Chaparritas, seguramente lo hacen por nostalgia, para recordar el sabor refrescante que acompañó su infancia. Esta bebida formó parte del lunch durante el recreo, de las celebraciones en cada cumpleaños, así como las visitas a Chapultepec o los días de campo.
Chaparritas fue el primer refresco sin gas de origen mexicano, que comenzó sus pininos en 1937, pero fue hasta 10 años después -1947- cuando se lanzó formalmente al mercado bajo el nombre de El Naranjo, de la empresa Del Fruto, creadores de otros clásicos como la Sangría Señorial, Barrilitos y Trébol.
Durante décadas, la bebida se colocó en el gusto no solo de los más pequeños del hogar, también del jefe de la familia y de la señora de la casa. Cada integrante de la familia tenía su sabor favorito: uva, mandarina y piña. Se dice que el secreto consistía en que los ingredientes eran 100% naturales.
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¿Cómo surgió el nombre de Chaparritas?
Si recuerdan su primera presentación fue en vidrio de 250 ml con corcholata, actualmente es de 255 ml y algunas se consumen en envase y tapa de plástico. Se cuenta que su famoso nombre fue gracias a los mismos consumidores, obviamente por el tamaño y la forma del recipiente.
Fue así como en 1953 la empresa modificó el nombre sin eliminar el de sus inicios. Dando como resultado lo que hasta nuestros días conocemos como Chaparritas El Naranjo. Su imagen se caracteriza en dos: En la primera se observa al frente de la botella las letras de la bebida, así como las frutas que reproduce la empresa, junto a una niña sonriente de cabello negro y peinado peculiar.
Mientras que la segunda muestra un logotipo que construye el nombre del refresco. En la actualidad se puede formar parte de la comunidad de Chaparritas, pues al ingresar al sitio web de la marca, en la sección de esta bebida se ofrecen actividades para los pequeños, con la intención de que aprendan a reutilizar los envases.
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