Después de ser considerada como una bebida sagrada, de consumo exclusivo de sacerdotes y tlatoanis durante la era prehispánica, el visionario don Ignacio Torres Adalid, puso en el gusto de todos sus contemporáneos el élixir de la Diosa Mayaguel, para ser conocido como “El Rey del Pulque”.
Fue el entusiasmo y emprendedurismo de don Ignacio Torres Adalid, quien provocó que el fermentado del maguey gozara de una época dorada durante el porfiriato, aprovechando la introducción del ferrocarril y de esta manera colocar como principal consumidora a la Ciudad de México.
En este momento histórico la industria pulquera prosperó como nunca, cuando las haciendas con vasta mano de obra, tenían una producción importante de la también conocida como la bebida de los dioses, conquistando el paladar de peones, soldados, damas vestidas a la moda y políticos.
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Conocida como la bebida de los dioses, el pulque tiene origen prehispánico; sigue siendo elaborado en lugares como #Tlaxcala, #Puebla o #Edoméx. Esta bebida es extraída del maguey como líquido llamado aguamiel, que después se somete a un proceso de fermentación.#CocinaDeMéxico pic.twitter.com/Q4Rto1RnLB
— SECTUR México (@SECTUR_mx) June 26, 2020
¿Cómo logró posicionar la bebida Ignacio Torres Adalid?
En cuanto se extendió el sistema ferroviario, también la oportunidad de negocio para don Ignacio Torres Adalid, pues de esta manera el pulque estaría al alcance de todos, una meta que tal parece no representaba problema alguno, pues además de amigo, era compadre de Porfirio Díaz, así que conseguir concesiones y permisos era pan comido.
De manera vertiginosa el empresario consiguió posicionar a San Antonio Ometusco, como la hacienda pulquera más importante, próspera y exitosa no solo de Hidalgo, sino de todo el país, favoreciendo complacer sus gustos como asistir con frecuencia al Jockey Club, al hipódromo de Peralvillo, la ópera y el teatro.
Además, don Ignacio Torres Adalid, el famoso “Rey del pulque», consiguió cotizar esta bebida en la bolsa de valores de Inglaterra y Nueva York, durante los primeros años del siglo XX. Gracias a la posesión de 72 haciendas pulqueras, logró ser proveedor de la mayoría de las 817 pulquerías que existían en ese momento en la Ciudad de México.