Entre los habitantes de la Nueva España ya se escuchaba la leyenda de la mula herrada, una historia que tuvo origen en 1670, la cual inicia en la calle de la Puerta Falsa de Santo Domingo, donde vivía un clérigo no muy viejo, quien decidió poner fin a su fastidiosa soledad.
Así que se buscó una mujer con quien compartir su existencia, acto que fue repudiado por los fieles a la iglesia y por su mejor amigo, quien ejercía el oficio de herrero, con domicilio en la calle de las Rejas de la Balvanera, donde una ocasión llegaron a tocar a altas horas de la noche.
Temeroso decidió abrir su puerta, para encontrarse frente a frente con dos hombres vestidos de negro, quienes pidieron colocar de inmediato las herraduras a la mula que llevaban. Como pensó que se trataba de un encargo de su mejor amigo, accedió a realizar el trabajo.
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¿Cómo finaliza la leyenda de la mula herrada?
Tomó sus materiales, para ejecutar con destreza el pedido. Nunca hubiera imaginado, que martillaba la leyenda de la mula herrada. Al amanecer, inmediatamente buscó al clérigo, para saber por qué la urgencia de dicha diligencia. Pero cuando preguntó, el hombre de Dios soltó semejante carcajada.
Una vez que pasó la emoción, le explicó que no había mandado a nadie, mucho menos a esas horas. Para convencer a su amigo de que no se trataba de una broma, llamó a su amante de nombre Juana, para que confirmara que jamás ordenó ese trabajo. Pero solo terminarían por testificar la leyenda de la mula herrada.
Cuando la mujer no respondió, fueron a buscarla a su habitación donde la encontraron muerta, pero algo más los aterrorizó por completo, pues sus manos y pies se encontraban herrados. Pronto se esparció la leyenda de la mula herrada en la Nueva España, para asegurar que el clérigo y la mujer habían recibido su castigo, por vivir en pecado.