En Guerrero encontramos un pueblo de nombre Ixcateopan de Cuauhtémoc, donde —se dice— descansan los restos del último tlatoani del Anáhuac, es decir, del Valle de México.
Dichos restos fueron encontrados por la arqueóloga Eulalia Guzmán, el 26 de septiembre de 1949.
Sin embargo, la verdadera fecha de celebración es el 23 de febrero de cada año porque, de acuerdo con la tradición oral, es el día que nació el tlatoani, precisamente en este municipio, donde sus guerreros lo enterraron después de ser ejecutado por los españoles.
Para recordar tal acontecimiento, llegan hasta este pueblo guerrerense hombres y mujeres representantes de diferentes pueblos originarios, así como danzantes que provienen de todas partes de México, para rendir un homenaje a Cuauhtémoc, considerado un símbolo de resistencia contra los españoles.
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Cuauhtémoc, representante de la identidad cultural
Los días de esta festividad han ido cambiando con el tiempo. Antes se realizaba a lo largo de una semana, pero ahora, durante tres días la comunidad de Ixcateopan de Cuauhtémoc vibra energéticamente por los peregrinos que acuden al encuentro de los restos de un hombre que representa un emblema de identidad étnica y cultural.
Todos los participantes de las danzas, ceremonias, rituales y oraciones se concentran alrededor de la iglesia del pueblo, donde yace la tumba de Cuauhtémoc, que durante los días de celebración se limpia, adorna y coloca un altar que se acompaña con el olor a copal.
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HOY SE CONMEMORA UN AÑO MAS, DE EL DESCUBRIMIENTO DE LOS RESTOS DE EL ULTIMO EMPERADOR AZTECA «CUAUHTÉMOC» pic.twitter.com/KXBEDT1dkZ
— Ixcateopan de cuauhtémoc (@ixcateopandecua) September 26, 2017
Dentro y fuera de este recinto católico, mujeres, niños y hombres no paran de moverse al ritmo de los tambores, ataviados de penachos con plumas, concheros, huesos y cuerpos pintados. Noche y día ofrendan su espectáculo para el gran emperador Cuauhtémoc.
Una celebración que se realiza hace más de 30 años, con una carga espiritual muy fuerte por parte de sus participantes, quienes aseguran llegar de tan lejos sólo para interpretar una pieza dancística en honor a Cuauhtémoc, como una forma de preservar y honrar sus tradiciones e identidad indígena.